Me despierto y miro el móvil, decenas de notificaciones me asaltan. Correos por responder, mensajes por leer y varias tareas pendientes. No me he levantado de la cama y ya me siento hiperconectado y ansioso, quiero optimizar mi rutina y creo listas de todo lo que desearía hacer. Adelanto gestiones mientras voy al baño, mientras ando por la calle. Quiero vivir el presente, pero mi cerebro no descansa. ¿Cuándo normalicé este ritmo de vida?
Con esta sensación, comienza ‘HOY’ (Lumen), la nueva obra de Agustina Guerrero, una aventura cotidiana que cuestiona la esencia de la vida cosmopolita, acelerada entre objetivos de productividad y estímulos digitales interminables. Una obra para celebrar la belleza de lo cotidiano, romper con nuestros bucles productivos y tomarnos un respiro, aunque solo sea por un momento.

‘HOY’ transcurre toda en un solo día. Un singular día en el que, tras una crisis de ansiedad, Agustina decide dejar de lado sus obligaciones y dar un paseo sin rumbo por Barcelona. En busca, como en ‘El caminante’ de Taniguchi, de una reconexión consigo misma y con su ciudad de acogida, que esconde muchas bondades más allá de la gentrificación y los cafés de especialidad.
Fiel a su estilo sencillo y tierno, Agustina transforma cada interacción con sus lugares y sus habitantes en una emotiva declaración de amor a Barcelona, plasmada en algunas viñetas que destilan auténtica poesía de lo cotidiano

Esta vez, la autora argentina se dibuja a sí misma de forma más realista, alejándose de la Volátil (su alter ego durante más de una década hasta su emotiva La Compañera) para hablarnos desde un lugar aún más próximo. Primero, nos adentra en su hogar, y con su honestidad habitual, nos comparte sus manías, sus temores y sus inquietudes. En especial, su problema para vivir el presente con su marido y su hijo sin que su mente se disipe intentando planificar el futuro o adelantando tareas pendientes. Visibiliza la doble carga mental, doméstica y profesional, con gran lucidez, compartiendo también sus formas de lidiar con la ansiedad y el estrés que provocan. Algo que pasa por el orden de la jardinería.
Es encantador como nos hace partícipes de su afición de recolectar semillas y su proceso de cultivar de plantas. Un pasaje al que dedica varias páginas, culminando en un precioso panel de una terraza colmada de zarcillos, su oasis de calma en las estresantes mañanas del día a día.

Luego, de camino al trabajo, cuando la presión se multiplica, Agustina toma la decisión de dejarlo todo y salir a pasear. Es entonces cuando descubre que se ha olvidado el móvil y, por un instante, duda si regresar por él. Al fin y al cabo, aunque es un centro de adicciones y ansiedades es también su medio de conexión con el mundo y la forma de estar disponible si hay una emergencia en su círculo familiar. Finalmente, opta por no regresar a buscarlo y, en cambio, se esfuerza por activar una mirada más atenta, menos condicionada por la urgencia de responder mensajes o llamadas. Así, la vemos abrirse a los estímulos de su alrededor, descubriendo la ciudad con otra disposición, atenta a las coincidencias, a las conversaciones espontáneas y a la naturaleza que la envuelve.

Esa apertura también le permite entregarse a momentos de ensoñación, como el diálogo imaginado con las estatuas del parque, donde lo cotidiano se funde con lo poético. O el baile liberador en el anfiteatro del Grec que se presta a todo color. El paseo culmina en un homenaje gráfico a la Barcelona histórica de los años setenta, con referencias a Joan Manel Serrat o Gloria Fuertes, un guiño nostálgico que enlaza la memoria cultural de la ciudad con su vivencia personal del presente.
En lo gráfico, ‘HOY’ mantiene el trazo suelto, expresivo y accesible tan característico de su autora, pero con una madurez distinta; es menos caricaturesco que en sus primeros libros y más contemplativo. El uso del color es fundamental; predominan las gamas suaves de azul, con estallidos de rosas y rojos luminosos que transmiten calma y vitalidad o bien tensión, en contraste con algunos tonos más grises cuando hay falta de espacio o para denotar el enclaustramiento de la rutina.

La composición de las páginas oscila entre viñetas ágiles y planos amplios de paisajes (no tan conocidos) de Barcelona que invitan a detener la mirada, reforzando la idea de parar y respirar. A menudo, el fondo desaparece y solo quedan las figuras suspendidas en el blanco de la página, lo que otorga más peso a las interacciones y al diálogo. Igualmente, el uso del espacio vacío y las viñetas en forma de nube y sin marcos, aportan frescura y aire a la lectura.
Agustina también explora un ritmo narrativo muy visual, permitiendo que el dibujo dialogue directamente con la experiencia del lector. Además, la tipografía, estilo manuscrito contribuye a esa sensación de intimidad desenfadada. En general, las 256 páginas que componen la obra se leen con gran fluidez y mantienen una coherencia de estilo. La edición de Lumen Gráfica en tapa dura es correcta, tiene un buen acabado y gramaje, con una portada preciosa y el título en relieve.
En defintiva, ‘HOY‘ es una obra muy bella que va más allá del relato personal de su autora, porque es también un recordatorio colectivo de la importancia de tomarse un respiro, de situarse y reconectar con nuestros sentidos. Incita a mirar a escuchar a oler, a observar atentamente nuestro entorno más inmediato, lejos de las pantallas, con sensibilidad y energía. Una clase de energía esperanzadora y positiva, muy necesaria hoy día, que se va entonando página a página como un celebración a la vida. Porque la vida, como el dibujo, también necesita espacios en blanco para respirar.