Sitges 2024 abrió sus puertas como un circo de horrores contemporáneo: monstruos resplandecientes, payasos sádicos y un sinfín de pesadillas estilizadas que se clavaron en nuestras retinas con el retorcido placer de mirar lo prohibido. Bajo la mirada torcida de Freaks, la joya maldita que este año encabeza el festival como manifiesto, nos lanzamos a recorrer producciones alternativas que se cuelan en todas las secciones y colman todo tipo de géneros y paladares.
1. The Gesuidouz
Dirección: Ken’ichi Ugana – País: Japón – Duración: 93 min.
Una banda punk japonesa con cero filtros sociales, toneladas de riffs salvajes y letras ácidas cantadas a todo pulmón, afronta una crisis creativa y económica. Ante el ultimátum de su mánager, deciden abandonar la ciudad y atrincherarse en el campo para componer el “hit definitivo” o separarse para siempre… Una propuesta curiosísima, medio documental rural, medio comedia musical plagada de referencias al cine de terrror más underground y gags visuales o de comedia física slap-stick más propia del cine mudo. Cuenta con personajes entrañables cuya estética choca con el calmado campo japonés del que parecen totalmente ajenos y que darán para más de una situación hilarante. Culmina con una rabiosa y catártica escena musical digna de inaugurar un nuevo género el punk subruralista.
2. Los Hiperbóreos
Dirección: Joaquín Cociña, Cristóbal León – País: Chile – Duración: 71 min.
Animación chilena que mezcla found footage, teatro, cine mudo, esoterismo nazi, marionetas y hasta inteligencia artificial en una atrevida parodia histórica que reformula el pasado fascista de la dictadura de Pinochet como si fuera una pesadilla de títeres. El resultado: un disparo visual para tu subconsciente. Plagada de simbolismos, metáfora y mucho meta-cine, consigue en algunas secuencias ser digna heredera del Jodorowsky más lisérgico. Aunque puede resultar algo obtusa para los desconocedores de la historia chilena, su impresionante collage visual te embruja y te sacude en cada secuencia. Sin duda, uno de las más remarcables ejercicios de revisión histórica, valiente en sus formas y con un contundente alegato socio-político en el fondo.
3. Sew Torn
Dirección: Freddy Macdonald – País: Suiza – Duración: 88 min.
Una costurera itinerante con un don innato para elaborar trampas y artefactos con sus hilos se cruza con una maleta de dinero y elige entre tres futuros posibles: robar, avisar a la policía o huir. La película, construida como un tríptico narrativo al más puro estilo Run Lola Run, alterna entre thriller, comedia negra y caos absoluto. Su mayor virtud es jugar con la estructura y mostrar cómo pequeñas decisiones abren caminos delirantes y violentos en cada iteración, sin perder un tono juguetón. Aunque por momentos el experimento se siente algo forzado, Sew Torn destaca como un artefacto inclasificable que mezcla destreza técnica con espíritu DIY. Al acabar de verla, desearás coser tu propia ropa y construir circuitos de efecto mariposa con hilo.
4. Else
Dirección: Thibault Emin – País: Francia – Duración: 95 min.
En un apartamento parisino, un virus experimental comienza a fusionar cuerpos y objetos, transformando la cotidianidad en el body-horror más fenomenológico. Una experiencia brutal que vivimos desde la perspectiva de un joven antisocial y depresivo que trata de salir de su angustia existencial en el más brutal de los apocalipsis con la ayuda de una extraña mujer. Emin aborda la distopía desde un enfoque íntimo y perturbador, explorando cómo el amor y la identidad se deforman ante la pérdida de categorías entre objeto y sujeto. La película mezcla humor negro con momentos de auténtico terror, ofreciendo una experiencia inquietante y envolvente. Aunque de entrada su pulso narrativo es lento y desconcertante, va construyendo imágenes surrealistas sorprendentes y cada vez más impactantes. Una obra que demuestra que el cine de género puede ser poético y físico al mismo tiempo.
5. Bodegón de fantasmas
Dirección: Enrique Buleo – País: España – Duración: 87 min.
Dirección: Enrique Buleo – País: España / Serbia – Duración: 88 min.
Una comedia negra que mezcla lo rural con lo espectral, ambientada en un pueblo manchego donde vivos y muertos conviven entre supersticiones, rituales y un humor tan absurdo como macabro. Cinco relatos se entrecruzan en un mosaico de apariciones, curas incrédulos y gags paranormales, con un aire de costumbrismo festivo y juguetón. El resultado es un debut fresco e irreverente, que transforma la tradición en sátira. Explora la España rural con un elenco de actores y actrices no profesionales que le aportan espontaneidad y acento propio. Más allá del gag, deja entrever una mirada tierna hacia lo cotidiano: incluso en lo más remoto, los fantasmas son excusa para hablar de la memoria, lo que persiste y lo que nunca termina de marcharse. Castiza y auténtica como ella sola.
6. El segundo acto
Dirección: Quentin Dupieux – País: Francia – Duración: 80 min.
Seguimos con otra comedia, esta vez del maestro del absurdo, Quentin Dupieux, un habitual del Sitges que regresa tras la doble premiación del año pasado, demostrando ser tan prolífico como ingenioso. El segundo acto es una miniatura cómica en clave de metacine absurdo donde perdemos la capacidad de distinguir en que capa de la metaficción nos encontramos. No es preciso revelar nada del argumento, basta decir que la calidad del cuarteto protagonista formado por Léa Seydoux, Vincent Lindon, Lois Garrel y Raphael Quenard logra deleitarnos en cualquier situación y «capa narrativa».
Dupieux dispone de una puesta en escena minimalista, pero delirante y unos diálogos mordaces que apuntan a todo frente de actualidad: la obsesión por lo políticamente correcto, la masculinidad tóxica, el ego de los actores, el futuro del cine con la inteligencia artifical al acecho y, en general toda la mascarada de hipocresías y contradicciones que desplegamos en sociedad. Con todo, su escasa duración lo posiciona como un ejercicio más ocurrente y divertido que profundo y certero, una broma de Dupieux, que ensaya metarrealidades sin concluir ninguna, pero mostrando instantes luminosos en todas.
7. Maldoror
Dirección: Fabrice Du Welz – País: Bélgica/Francia – Duración: 110 min.
Quizás la más terrorífica de esta lista, Maldoror está basada en un truculento crimen real que conmocionó a todo un país. Un joven policía se adentra en la unidad secreta Maldoror para investigar un caso de tráfico sexual infantil, pero pronto se ve atrapado entre corrupciones, venganzas y una malsana obsesión. Du Welz construye un thriller que oscila entre lo detectivesco y lo grotesco, con escenas que rozan la violencia estética casi operística. Su punto fuerte es la capacidad de incomodar y fascinar al mismo tiempo, dejando al espectador en un estado de tensión constante. La narrativa, cruda y sin concesiones, combina el terror psicológico con un pulso visual que recuerda a Zodiac o Memories of Murder. Recomendada para estómagos fuertes.
8. La sustancia
Dirección: Coralie Fargeat – País: Reino Unido – Duración: 140 min.
No podía faltar el body horror más provocador de la temporada, donde Demi Moore interpreta a una actriz en decadencia que prueba un misterioso producto capaz de devolverle la juventud en un desdoblamiento corporal con la forma de la magnífica Margaret Qualley. Lo que empieza como una fantasía de segunda oportunidad se convierte en un descenso grotesco y radical a los infiernos sobre el precio de la belleza y la tiranía de la apariencia. Humor negrísimo y escenas que rozan lo insoportable, Fargeat vuelve a la carga con todos sus referentes Cronenberg y exploitation que dividirá al público por sus excesos formales.
Dejando de lado la violencia gratuita y omisible de algunas secuencias más propias del cine Z al que homenajea, lo que perdura es su alegato feroz: la obsesión por el cuerpo y la edad no es solo un drama de actrices y modelos, sino un síntoma de un sistema que objetiviza y fetichiza el cuerpo de la mujer como una mercancía que se vuelve obsoleta con el paso de los años y las imposiciones estéticas.
9. A different man
Dirección: Aaron Schimberg – País: EE. UU. – Duración: 112 min.
Un relato retorcido y angustiante que juega entre lo cómico y lo incómodo, como si un Woody Allen en clave oscura se enfrentara a los fantasmas del complejo físico masculino. Sebastian Stan encarna a un actor con el rostro desfigurado que, tras someterse a una cirugía experimental, descubre que la belleza prometida no resuelve sus inseguridades, sino que las amplifica. Con un estilo indie de aire setentero y humor corrosivo, la película resulta inusual por atreverse a hablar de la apariencia y los complejos de los hombres. Paulatinamente, se convierte en una parábola sobre identidad y deseo que incomoda tanto como fascina, dejándote atrapado en la paradoja de querer ser otro sin perderse a uno mismo.
10. Memories of a Snail
Dirección: Adam Elliot – País: Australia – Duración: 93 min.
Cerramos la lista con este stop-motion conmovedor que nace del universo emotivo y autobiográfico del creador de Mary and Max. En este nuevo retrato de inadaptados narrado con ternura, humor y melancolía, conoceremos a Grace, una niña fanática de los caracoles y las novelas románticas. Separada de su hermano gemelo tras una tragedia familiar, queda a cargo de una excéntrica anciana con la que vivirá situaciones muy particulares, desde lo tierno a lo más excéntrico. Una verdadera delicia que viene arrasando con los principales premios de animación del año: Cristal en Annecy, Grand Prize en Ottawa y el más reciente, en Sitges 2024 donde se alzó con el Mejor Largometraje Animado. Es una joya discreta, emocionalmente compleja y visualmente delicada, no os la perdáis.