Freaks, el terror más humano e irrepetible de la historia del cine

Freaks, el terror más humano

freaks madame tetrallini
Fue la película emblema de Sitges 2024 y es uno de los clásicos más fascinantes del cine de terror. Con la inminente llegada de Halloween qué mejor que entrar a fondo en ¡La inolvidable Freaks!

Freaks o la parada de los monstruos es una película insólita. Considerada la obra cumbre del prolífico director Tod Browning, nos sumerge en uno de los relatos de terror más humanos de la historia del cine. Un film que sorprende por su atrevimiento y modernidad en una época (1932) donde los espectáculos de fenómenos (freak shows) estaban a la orden del día.

Fue realizada por la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) en uno de los procesos de producción más malditos y fascinantes de toda la industria hollywoodiense.

freaks poster
Caretl de Freaks (1932)

Un proceso que desde el casting ya parecía condenado pues la mayoría de los actores se negaron a participar por lo siniestro de su argumento. Tuvieron que recorrer todo el país en busca de los candidatos adecuados. Porque en esta película no hay nada impostado ni maquillaje alguno en los denominados freaks. Son personas auténticas con limitaciones reales. Lo que, por otro lado, llevó a situaciones extrañas por el carácter irremplazable de algunas de ellas.

Barbaridades como que los enanos protagonistas tuvieran que hacer de pareja romántica cuando en realidad eran hermanos o que hubieran de cambiar el género de algún personaje por cuestiones higiénicas.

earles freaks
Harry Earles y Daisy Earles, los hermanos que interpretan a una pareja de prometidos en Freaks (1932).

Aun así, contó con un gran presupuesto y estrellas de primera categoría como Leila Hyams en el papel de Venus o Henry Victor en el papel de Hércules.

Vale, pero…

¿Cómo diablos llegó a realizarse una cinta tan estrambótica de la mano de la Metro-Goldwyn-Mayer, una de las productoras más comerciales que existen?

En la época de transición hacia el cine sonoro y en el contexto de la Gran Depresión pasaron cosas extraordinarias como esta, apuestas increíbles en la industria que no se repetirían más. Aunque sigue siendo una respuesta muy escueta.

Vayamos por partes, comenzando por lo más importante…

La motivación artística del autor

Tod Browning había demostrado su gran capacidad para dirigir historias de terror retorcidas en cintas anteriores como Garras Humanas (The Unknown,1927) o La casa del horror (London After Midnight, 1927) todas producidas por la MGM.

Aunque había un proyecto que no conseguía sacar adelante, pero que le obsesionaba más que ningún otro desde hacía mucho tiempo.

Un guion basado en un breve relato de Tod Robbins llamado “Spurs” sobre un enano enamorado de una trapecista que se aprovecha de él. Un guion que se acabaría convirtiendo en Freaks y que reuniría todas las obsesiones de Browning por lo excéntrico y lo circense. Obsesiones que le venían ya de joven cuando con solo 16 años se escapó de casa para trabajar en un circo ambulante como payaso y contorsionista.

tod browning freaks
Tod Browning junto a parte del reparto (1931)

Allí conocería a todo tipo de fenómenos humanos como los que se ven en la película; descubriendo que, más allá de sus extravagancias físicas, eran personas normales y corrientes.

Todas estas experiencias le llevarían a un estilo único y al deseo continuo de realizar películas oscuras y melodramáticas sobre el circo. No obstante, las demandas y tendencias de la industria y, sobre todo, la prematura muerte de su actor fetiche Lon Chaney acabaron retrasando la creación de Freaks hasta un golpe de suerte que nos lleva a…

La motivación económica de la MGM

Para las productoras, Tod Browning era un director consumado (debutó en 1915 tras un año como ayudante en Intolerancia de D.W.Griffith) que gozaba de una buena reputación entre el público y cuyas últimas películas habían sido altamente rentables. Su primera cinta sonora y la inmediatamente anterior a Freaks, Drácula (1931), había generado 700.000 dólares de beneficio para la Universal Pictures y eso, solo en Estados Unidos. Una auténtica barbaridad para aquella época que la situó entre los taquillazos de su año como Luces de la Ciudad de Chaplin, Frankenstein o Fatalidad…

irving thalberg
Irving Thalberg, 1930.

Todo esto era más que sabido por Irving Thalberg, productor ejecutivo de la compañía rival de la Universal, la mismísima MGM, que necesitaba dar con un bombazo cuanto antes (recordemos el contexto de la Gran Depresión).Así que hizo todo lo posible para que Browning dejara la Universal y volviera a dirigir nuevamente en sus estudios. Desde ofrecerle un jugoso proyecto sobre Arsène Lupin hasta comprarle los derechos de varios guiones por los que se había interesado en el pasado.

tod browning
Tod Browning.

Browning rechazó todas sus propuestas, insistiendo en que solo volvería si se reanudaba un antiguo proyecto, que el mismo había iniciado en 1925 y había quedado bloqueado, volvemos a Freaks.

Naturalmente, Thalberg aceptó y le dio total libertad creativa pensando que daría respuesta a la competencia con la misma eficacia de Drácula.

Se equivocaba completamente.

 

Preestreno y  estreno: ¡Acabad con el monstruo!

Tras un rodaje sin grandes incidentes, pero cuyas curiosidades y anécdotas darían para dos artículos más, la película estaba lista para un primer contacto en las sesiones de control.

making off Freaks
Rodaje de la mítica escena del banquete nupcial de Freaks (1931).

En el preestreno, que no el estreno, ya salieron escaldados por las críticas que tildaban el contenido del film de aberrante y escandaloso. Llegando al punto de que, tras una de las sesiones, una mujer amenazó con denunciarles porque afirmaba que el contenido de algunas imágenes le había causado un aborto espontáneo. Efectivamente, las reacciones fueron más grotescas que la película en sí.

Thalberg, que no quería verse hundido en la miseria, realizó varios recortes extrayendo casi media hora de metraje para su estreno. Quitando enteramente escenas fuertes donde los freaks castraban al personaje de Hércules y añadiendo un happy ending que acabaría resultando en la versión de una hora que se ha conservado hasta la actualidad. Aquí conviene recordar que Thalberg ya tenía un infame recorrido en estas cuestiones, pues fue el responsable del brutal recorte en el montaje de Avaricia de Erich Von Stroheim.

Sea como fuere, sus cambios no surgieron mucho efecto. Al estrenarse de la película en cines, en febrero de 1932, las opiniones de la crítica, salvo alguna notable excepción, fueron igual de atroces. El público, sin embargo, se agolpaba en los cines por el morbo que había provocado todo el asunto.

newspaper freaks 1932
Recorte de periódico original que recoge algunas impresiones tras el estreno de Freaks y destaca su originalidad (21 de febrero de 1932).

Para desgracia de Thalberg, que aún creía en el milagro, grupos reaccionarios de puritanos y conservadores cristianos forzaron su retirada del cartel apenas una semana después de su estreno a nivel nacional. En algunos países como el Reino Unido la cinta quedó vetada durante treinta años. Ni falta hace decir que las pérdidas fueron tremendas, pero la MGM casi lo agradecía tras todo el escándalo generado.  Resolvió quitar su famoso sello a todas las copias y relegar su visionado al circuito contracultural de cines clandestinos.

En cuanto a Browning, tal fracaso supuso un duro golpe para su carrera. Su obra soñada terminaba de la peor manera. De poder escoger y proponer ideas a tener que aceptar lo que le dieran para poder pasar el mes. Acabó retirándose en 1939 tras dirigir solo cuatro películas en un lapso de ocho años. La más reseñable de todas quizás sea ““Muñecos infernales” (The Devil Doll, 1936). Por sus rasgos precursores y porque se nota en su esencia la devoción por lo freak de Browning por enésima y última vez.

En 1963, un año después de la muerte de Browning, Freaks emergería de nuevo ganando una popularidad inusitada.

El renacimiento de Freaks

Con la llegada de los años sesenta y las grandes luchas por la liberación sexual, derechos civiles y el cuestionamiento de los estándares de belleza y normalidad, Freaks comenzaría a revalorizarse. El movimiento hippie se identificó con el concepto de lo freak y la exaltación de lo «raro» de la película, acuñando la palabra para resignificarla con motivo de orgullo. Los freaks o frikis ya no serían solo los fenómenos de circo y las personas con malformaciones, sino todo aquel que no encajara y se sintiera un alienado o outsider social.

new yorker theater
El New Yorker Theater, fue uno de los primeros cines en proyectar Freaks promoviendo la obra por circuitos clandestinos y contraculturales (1963).

Por su lado, intelectuales como Susan Sontag y artistas como Diane Arbus se unieron en la reivindicación de Freaks como una obra disruptiva que celebraba la diferencia. Arbus, cautivada por la autenticidad de los personajes reales en Freaks, encontró en ellos un reflejo de su propia visión fotográfica, mientras que Sontag, en sus escritos, enfatizó el poder de la imagen para desafiar los convencionalismos. Expresando la voluntad de mirar la otredad del freak, inquietarnos y ver al freak en nosotros mismos.

Susane sontag y diane arbus
Susan Sontag y Diane Arbus, legitimando lo freak.

Así, el film no solo volvió como un clásico con merecido estatus de culto, sino como un ícono transformador del lenguaje y la cultura popular. Liberando a una generación que valoraba lo marginal y exploraba nuevas formas de identidad y autenticidad.  Amén de inspirar en lo creativo a obras maestras como El hombre elefante (1980),  ha sido  homenajeada en incontables obras de arte. Más recientemente en American Horror Story: Freak Show (2014) y en el pasado Festival de Sitges 2024.

Ampliando lo visible: Terror en perspectiva

Lejos de todo el sensacionalismo que despierta su producción, un visionado con un prisma actual no debería trastocar a nadie. La estructura de la película es la de un melodrama de horror clásico bastante simple: introducción, conflicto central, desengaño y venganza.

Con algunas particularidades en su forma, nos presenta a los personajes durante la primera mitad de la película con escenas que rayan el documental. Planos fijos con una escenografía limitada, pero siempre frontal mostrándonos todas las humillaciones y  vejaciones que padecen los freaks cara a cara. Acentuando una estética cada vez más oscura, el film avanza de manera descendente. Llegando al máximo tenebrismo en la intensa tormenta durante el clímax final arrastrándonos por el fango bajo el carromato.

Sorprende el tono de comedia retorcida que impregna inicialmente la película con personajes como las hermanas gemelas siamesas. Por cierto, el único caso registrado en la historia del cine dónde actúen dos hermanas siamesas reales. Sus personajes aportan un entramado de escenas que descolocan y contrastan la trama principal. Dejando intuir muy bien ese lado humorístico y perverso de Browning. Aunque la secuencia del beso compartido es impagable…

kiss freaks
El beso compartido.

La escena del banquete nupcial queda también inevitablemente en la memoria con la gran copa tambaleándose hacia un rechazo inminente y ese místico canto que entona:

Gooba Gabba, Goobe Gobble, we accept her… one of us…”

Una escena que nos conducirá a un final trepidante donde lo que ha sido despreciado se alza y toma su lugar desde los suelos. Con esa fotografía de leves claroscuros sobre los personajes del circo que marca el descenso al terror.

A pesar de todo, el verdadero horror en esta historia lo producen los personajes de Cleopatra (estereotipo de la belleza) y Hércules (estereotipo de la fuerza). Su carencia de empatía y su mezquindad sin fondo son lo realmente pertubador. Dos personajes que, colmados de inseguridades e incapaces de afrontar su situación en el circo, se burlan y se aprovechan cruelmente de aquellos a los que no consideran ni humanos.

hercules and hans freaks
Cleopatra y Hércules humillando a Hans.

Incapaces de darse cuenta de la dignidad que presentan esas personas al vivir conformes con sus limitaciones, colaborando entre sí y cuidándose para que la vida no les resulte tan difícil. No hay mayor ejemplo de humanidad.

Es ese prejuicio continuo al que están (y estamos) sometidos y del que tanto cuesta librarse lo que aterra y acongoja profundamente. Cleopatra y Hércules representan a verdaderos monstruos que no vacilan en confabularse para intentar un asesinato por la más pura codicia (el vil metal).

La comunidad, sin embargo, no se dejará avasallar sin más por sus actos. Al llegar el desenlace, responderán unidos a sus ofensas con una ferocidad sin igual. A golpe de navajazo se abrirán camino, reptando por los suelos a los que les ha condenado la vida.

freaks scene
El cuidado y la ternura del personaje de Madame Tetrallini como contrapunto al desprecio y al rechazo que muestran Cleopatra y Hércules ante lo distinto.

La violencia final, que unos alaban y otros critican de formas tan ambivalentes, es motivo de otro debate . ¿Son los freaks empoderados como humanos o son descubiertos y marcados como monstruos enajenados? Queda a vuestro criterio amigos lectores. Para mí resuena implacable el célebre aforismo de Nietzche:

“Quien con monstruos lucha cuide a su vez de convertirse en monstruo…”

En cualquier caso, el gran logro de Freaks es haber expandido las fronteras de lo visible en una época inaudita entre guerras y censuras. Otorgando visibilidad y dignidad a los cuerpos no normativos más marginales de la sociedad. Algo que no ha vuelto ocurrir nunca con tal grado de autenticidad y franqueza.

La oda primigenia a los distintos ante la impostura y vanidad de Hollywood. Una vez vista, su huella es indeleble y su capacidad subversiva pervive hasta nuestros días desgarrando la fina piel de lo políticamente correcto y de cualquier canon de belleza establecido.

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