Mike Leigh (Salford, 1943) es uno de los grandes exponentes del cine británico contemporáneo. Formado en la Real Academia de Arte Dramático de Camberwell, la Escuela Central de Arte y la Escuela de Cine de Londres, su carrera abarca más de cinco décadas entre cine, televisión y teatro. Su debut en la gran pantalla, Bleak Moments (1971), marcó el inicio de un estilo realista y profundamente humano, consolidado en películas como la galardonada Secretos y mentiras (1996). También ha escrito y dirigido cerca de veinte obras de teatro, entre ellas la icónica Abigail’s Party.
“¿Por qué no puedes disfrutar de la vida?”, le pregunta su hermana a Pansy, la protagonista de ‘Hard Truths’. Sin embargo, cuando una ni siquiera puede verbalizar su dolor, a veces no hay una respuesta. En una escena sobrecogedora, Pansy, le confiesa que está tan cansada que solo quiere acostarse, cerrar los ojos y que todo se detenga. No obstante, detrás de su tristeza subyacen problemas estructurales magistralmente abordados por Leigh: cuestiones de racismo, género y clase, una carga invisible a las espaldas de Pansy que ha transformado su agotamiento en rabia e ira.
Mike Leigh regresa con «Hard Truths», un drama sobrio, pero compasivo que nos sumerge en la desgarradora cotidianidad de una mujer atrapada en la fase final de la depresión. Marianne Jean-Baptiste ofrece una interpretación excepcional en el papel de Pansy, una ama de casa agotada por la vida, cuyo mundo se reduce a la confrontación con su familia y la frustración continua con una realidad que la sobrepasa. Leigh, maestro del realismo británico, vuelve a explorar la complejidad de la existencia humana con su característico enfoque naturalista, alejándose de visiones maniqueas y ofreciendo un retrato veraz y sensible de la clase obrera.
A través de la historia de Pansy, Leigh nos muestra una lucha silenciosa contra el desgaste emocional y físico. Su esposo, Curtley, ya no sabe cómo tratarla, mientras que su hijo Moses se aisla, y deja pasar los días caminando sin rumbo. Solo su hermana Chantelle, interpretada por Michele Austin, parece comprender su dolor. La película no ofrece explicaciones fáciles ni justificaciones; simplemente nos sumerge en la realidad de una mujer que, como tantas otras, ha vivido una existencia marcada por el sacrificio y la falta de elección.

El director vuelve, como hiciera en Secretos y mentiras, a confiar un papel crucial a la actriz Marianne Jean-Baptiste, que tiene el reto de sacar adelante a un personaje agrio y agotador. «No puedes hacer una película así, sin estos actores fantásticos, que consiguen interpretar a gente corriente. Es una alegría y un privilegio haber creado con ellos esta aventura», decía el director británico.
El cine de Leigh siempre ha retratado lo cotidiano desde una perspectiva única, diferenciándose de otros directores británicos de su generación como Ken Loach. En Hard Truths, mantiene su mirada crítica sobre una sociedad que empuja a sus personajes a la desesperanza, pero su cine sigue encontrando dificultades para financiarse en un panorama dominado por blockbusters «desproporcionadamente caros y elaborados». Leigh ha sido claro sobre su preocupación por el rumbo del cine actual y cómo los premios están condicionados por intereses comerciales. Para él, lo importante es que las películas lleguen al público, más allá del reconocimiento de la industria. En su opinión, el verdadero peligro es que «se está cultivando a una audiencia más joven que piensa que eso es todo lo que hay», limitando su visión del cine a grandes franquicias y dejando de lado propuestas más introspectivas y humanas.

“Da la sensación de que la gente escribe guiones en sus habitaciones, encerrados, y tiene que incluir esa información porque sus historias no son orgánicas, no hablan de la vida real”, responde de manera similares en la rueda de prensa. A sus 82 años, se permite alguna licencia punk. Si una pregunta no le agrada, no duda en no contestarla o responderla de manera irónica. Ante la sucesión de preguntas elitistas o enfocadas en manierismos cinematográficos o aspectos meramente técnicos que le aburren.
Fiel a su estilo y a sus colaboradores habituales, como el director de fotografía Dick Pope, quien captura con maestría la claustrofobia y la apatía de un hogar sin alma, Hard Truths es una obra devastadora, que nos pone frente a un espejo incómodo: el de una sociedad que prefiere ignorar el sufrimiento. Con una sensibilidad extraordinaria, Leigh entrega un retrato conmovedor de la tristeza, la rabia y la lucha por encontrar sentido en un mundo que no siempre ofrece respuestas.