Mulatu Astatke, el genio del ethiojazz en Barcelona - Contracultural

Mulatu Astatke, el genio del ethiojazz en Barcelona

mulatu astatke
Mulatu Astatke, genio y renovador del jazz, realizó un concierto antológico en la sala Apolo de Barcelona. Comprobamos las virtudes del padre del ethiojazz y repasamos el legado musical de su carrera que abarca más de medio siglo.

Mulatu Astatke regresó a la escena musical en Barcelona por todo lo alto con un concierto el 7 de noviembre de 2024 en la Sala Apolo, como parte del 56 Festival Internacional de Jazz de la ciudad. Una sala a rebosar que vitoreaba su nombre fue testigo de otro concierto legendario más en la carrera de un artista que, a sus más de 80 años, sigue transformando el jazz y las sonoridades africanas con una frescura inigualable.

¿Qué distingue y atrae de este veterano músico etíope?

Mulatu y la música como diálogo intercultural

Nacido en Jima, Etiopía en 1943, Mulatu Astatke creció escuchando a leyendas del jazz como Charlie Parker, John Coltrane o Dizzie Gillespie. Su familia lo enviaría a estudiar Ingeniería en Gales, pero su entusiasmo por la música se cruzó por el camino y acabó por enrolarse en un grado de Composición en Londres.  Poco después, se mudó a Boston y se convirtió en el primer africano en ser admitido en la prestigiosa Berklee College of Music. Su música le abriría fronteras y  combatiría prejuicios en el ambiente cosmopolita integrándose con diferentes minoría nigerianas y .

mulatu astatke
Mulatu Astatke en Nueva York.

La vibrante escena musical neoyorquina de los sesenta inspiraría ampliamente a Astatke.  Allí, descubriría los nuevos ritmos afrocaribeños y latinoamericanos: la incipiente bossa-nova brasileña, el reggae jamaicano, el funk y las melodías del jazz afrocubano.  Ritmos y sonidos que integraría en su primer álbum Afro-Latin Soul (1966). Un verdadero diálogo intercultural.

Poco después, comenzó a experimentar con una fusión de jazz y música etíope. Inspirado por la libertad creativa del bebop, pero profundamente conectado a los ritmos y escalas de su país natal. Así, Astatke creó un estilo único que bautizó como ethio-jazz.

El fundador del ethio-jazz

El ethio-jazz de Mulatu integraba el vibráfono, los bongos y otras percusiones africanas y armonías pentatónicas típicas de Etiopía. Aportando una frescura y un mar de posibilidades creativas a la escena jazzística del momento. Tras graduarse a mediados de los sesenta, Mulatu Astatke regresó a Etiopía decidido a presentar su nuevo estilo musical.

Al principio, su propuesta generó desconfianza, ya que muchos etíopes querían proteger su cultura de influencias extranjeras, después de un pasado de ocupaciones. Sin embargo, Astatke logró conectar poco a poco con el público, y otros músicos empezaron a adoptar el ethio-jazz, extendiendo este sonido único en Etiopía y más allá de sus fronteras.

A principios de los setenta, grabó su segundo álbum Mulatu from Ethiopia, todo un hito en la historia musical africana y la base sonora del ethio-jazz posterior.

Su experimentación con el funk le conectó con las nuevas corrientes estadounidenses y le llevaría a una gira internacional dentro de un nuevo nicho de la música afro. Colaborando con artistas de renombre como Mahmoud Ahmed y Duke Ellington durante su gira por Etiopía en 1973.

Sin embargo, los cambios políticos en su país truncarían su carrera por completo.

Censura, olvido y auge: la convicción de Mulatu

Cuando en 1974 un golpe de Estado en Etiopía instauró un régimen militar comunista, el país sufrió una profunda transformación cultural. Se impuso una estricta censura sobre las expresiones culturales consideradas influencias «occidentales». Este clima de represión afectó directamente al ethio-jazz, al ser percibido como una mezcla con estilos occidentales, el género fue censurado, y muchos músicos etíopes emigraron para continuar sus carreras en el extranjero​.

Mulatu Astatke, sin embargo, decidió quedarse en Etiopía y se volcó en la enseñanza musical, en lugar de abandonar su país. Compartiendo sus avances con las nuevas generaciones, sin perder el contacto con las corrientes musicales del extranjero. Su legado perduró en silencio hasta la década de 1990, cuando Etiopía inició una transición  paulatina hacia la democracia.

ethiopiques
El trabajo de recuperación de productores y músicos salvó del olvido la música jazz etíope y culminó en los más de 30 discos recopilatorios de Ethiopiques.

A medida que la censura cultural disminuía, el ethio-jazz experimentó un renacimiento gracias a la revalorización de viejas grabaciones, en parte gracias a la serie de álbumes Éthiopiques, lanzada por el productor francés Francis Falceto.  A principios del nuevo milenio, el ethio-jazz se iba  haciendo más conocido y sus grabaciones restauradas por los melómanos y subidas a Internet.

Finalmente,  Mulatu alcanzaría una audiencia global gracias a la película Broken Flowers de Jim Jarmusch en 2005. Su canción Yegelle Tezeta, incluida en la BSO del film, se volvería icónica.

Desde entonces, su música ha sido ampliamente sampleada por artistas de hip hop como Nas, Damian MarleyKanye West, lo que confirma su influencia persistente en la música contemporánea.

De vuelta a Barcelona, un concierto extraordinario

En la Sala Apolo no cabía un alfiler, Mulatu Astatke aparecía conmovido por el público con una de sus míticas camisas de estampado etíope. Se presentó junto a una banda estelar que incluyó a James Arben (saxofón y flauta), Byron Wallen (trompeta), Danny Keane (violonchelo), Alexander Hawkins (piano y teclados), John Edwards (contrabajo), Richard Olatunde Baker (percusión) y Jon Scott (batería). Esta alineación trajo al público una interpretación vibrante y ecléctica que se movía entre la improvisación jazzística y las raíces profundas de la música folk africana.

banda mulatu astatke
Mulatu Astatke con su banda musical al completo.

Cada uno de ellos, bajo el pulso calmo de Mulatu tuvo su solo, su momento de gloria, dejándose los pulmones y las manos en cada canción. Astatke, hábil multi instrumentista, cambiaba a placer del vibráfono a los bongos, los tambores y el teclado. Entregando en el bis, una carta de amor al jazz más mestizo trufado de sus amadas influencias latinas.

El concierto en Barcelona no solo celebró el ethio-jazz, sino que sirvió como muestra de la capacidad de Astatke para unir culturas y sonidos, consolidando su estatus como un gigante del jazz contemporáneo y una inspiración para nuevas generaciones de músicos en todo el mundo.

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