A pesar del falso relato, a menudo amplificado en los medios, sobre una generación de cristal supuestamente frágil y poco resiliente que debe resignarse a vivir en la incertidumbre, Méndez presenta un relato de la juventud gallega sin caer en paternalismos ni moralinas, explorando estos temas desde la idiosincracia del rural gallego ―notablemente diferente de los entornos urbanos― y evitando perpetuar narrativas catastrofistas sobre el uso de la tecnología o de la propia adolescencia.película As Neves
‘As Neves’: el relato adolescente emerge en el cine gallego

Para Sonia Méndez una de las motivaciones a la hora de plantear ‘As Neves’ fue la falta de un relato adolescente que apelara a los jóvenes: “Tenía muchas ganas de hacer una película de adolescentes en gallego y en Galicia». También la posibilidad de abordar la contraposición entre un mundo digital, donde el smartphone se torna una extensión del universo adolescente y un entorno aislado, plagado de elementos analógicos.
Curiosamente, en la actualidad la generación Z experimenta el aislamiento social con mayor intensidad que la población adulta pese a la hiperconectividad, apuntan los estudios de la Fundación Once. Esta situación se ve agravada en la población lgtbiq+, migrante o con discapacidad y prevalece con más fuerza en cierto tipo de entornos.
En As neves, una aldea de montaña, donde todos se conocen, un grupo de adolescentes decide celebrar una fiesta durante una noche de «Entroido» y drogarse con setas alucinógenas por primera vez. Durante la fiesta un vídeo casero se viraliza entre los jóvenes. Al día siguiente, Paula, una de sus amigas, ha desaparecido. La conexión a internet del pueblo se cae debido a una tormenta, dejándolos incomunicados. A medida que transcurren las horas, la urgencia por encontrar a Paula crece. La investigación de su desaparición desencadenará un profundo cambio en el grupo de amigos y en su percepción del mundo. No volverán a ser los mismos después de una consecución de eventos que los fuerza a tomar decisiones y a confrontar sus emociones.

La carrera de Sonia Méndez sorprende por su versatilidad en las áreas de dirección, guion, actuación y producción. Además, lidera el festival de Contenidos Digitales Carballo Interplay y en 2018, junto a Nati Juncal Portas, establece la productora audiovisual Cósmica Producións.
En Fonsagrada, donde se filmó la película, viven unos 20 adolescentes que, aunque se conocen, no todos residen en el centro del pueblo convirtiendo la realidad de estos jóvenes en diferente a la de otros adolescentes. Después de un casting de Cósmica en Galicia, se seleccionaron a actrices y actores noveles para formar el elenco, creando una pandilla de amigos real.
Para la directora del film en este retrato de una adolescencia que navega entre la hiperconectividad de la tecnología y un mundo analógico, donde los adolescentes viven en entornos apartados pero constantemente conectados a través de sus dispositivos móviles, explorando cómo estos dos mundos chocan o se complementan. El interés principal de la cineasta radica en el uso que los adolescentes hacen de la tecnología, así como la exploración del deseo de vivir el presente frente a las expectativas del futuro, mientras el público los acompaña sin juzgarlos.
Como Méndez y Juncal indicaron en la rueda de prensa, la película se sostiene en las interpretaciones de un elenco de actores noveles de Galicia que hablan en gallego, un requisito imprescindible para crear un relato coherente: «nosotras vivimos en gallego, hablamos en gallego y creamos en gallego. Nunca pensamos en hacerlo de otra manera».