Felipe Almendros: "No queríamos una moraleja sobre el esfuerzo"

Ander Duque y Felipe Almendros: «En ‘Burnout’ no queríamos hacer una moraleja reconfortante sobre el esfuerzo»

Felipe Almendros pintando
Nos encontramos con Ander Duque y Felipe Almendros, directores de la película documental ‘Burnout’, en el marco del 28º Festival de Málaga, donde se ha estrenado recientemente. La película destaca por su mirada crítica, al cuestionar la cultura del esfuerzo y pone el foco en la vida de un pintor barcelonés, sin romantizar la precariedad que atraviesa como artista.

Felipe Almendros, pintor y dibujante con una sólida trayectoria internacional, ha desarrollado su obra en distintos campos como la ilustración, el cómic y la música. Es autor de novelas gráficas como Save our Souls, RIP y VIP, publicadas por Penguin Random House. En 2020, fue galardonado con el premio a Mejor Interpretación Masculina en el Festival Cinespaña de Toulouse por su actuación en El arte de frío, dirigida por Duque. Burnout supone su segunda aparición como protagonista.

Por su parte, Ander Duque, compositor y cineasta con más de 35 documentales a sus espaldas, ha firmado títulos como Morarte, historia de un encuentro, que inauguró el Festival de Cine de Sevilla, o Zoe, su ópera prima de ficción, seleccionada en la Sección Oficial del Festival de Málaga. En el El arte de frío, se adentró en el universo artístico de Almendros. Con Burnout, vuelve a unir fuerzas con él para abordar de lleno la precariedad laboral desde una mirada crítica.

Ander Duque y Felipe Almendros en el pase de prensa del Festival de Málaga.

Burnout cuenta la historia de un artista que, para sobrevivir, trabaja como repartidor. La película entrelaza realidad y ficción para proponer una reflexión urgente y profunda sobre la precariedad laboral y el arte como medio de supervivencia. Un film que denuncia una realidad poco abordada en el cine.

¿Cómo os conocisteis y de dónde surge vuestra conexión para trabajar juntos?

FELIPE ALMENDROS. Nos conocimos en 2018 a través de una amiga en común. Ninguno de los dos sabía de la existencia del otro hasta que nos encontramos en Sants y descubrimos que éramos vecinos del barrio.

ANDER DUQUE. Hubo una conexión generacional inmediata. A veces es difícil encontrar a alguien con quien sintonices tan rápido, pero en nuestro caso fue así. Compartimos referentes, espacios comunes, cine y, desde el primer momento, no paramos de hablar y hablar. Nos tomamos 50 vinos y ya en esa primera conversación surgieron ideas: primero para montar una banda de rock y luego, casi sin darnos cuenta, para trabajar juntos en el cine. La vida de Felipe tiene una tendencia natural al drama que parece guionizada.

Duque: Relaciones así son díficiles de encontrar. Hacer una película a dos manos es complicado, pero la clave es la admiración mutua.

Hablemos de la trayectoria de cada uno desde la mirada del otro.

ANDER DUQUE. Cuando conocí a Felipe y me habló de su vida, me pareció impresionante. Cualquier otra persona con sus vivencias podría deprimirte, pero él ha sabido convertirlas en arte explorando un punto de comicidad vital, ya sea en ilustración, pintura o novela gráfica. Su obra RIP es un reflejo de ello. A partir de esa novela gráfica hicimos El arte de frío, que funcionó muy bien a pesar de la pandemia. Se estrenó en varios festivales y ganó el Premio a la Mejor Interpretación en el Festival de Cinespaña de Toulouse. Ahora está en Filmin. Es una comedia dramática en blanco y negro inspirada en RIP, una especie de docuficción que retrata a Felipe.

¿El arte de frío es el punto de partida de Burnout?

Sí, pasados 6 años, Felipe ha cambiado. Se ha vuelto más maduro, con todo lo que eso implica, y esa evolución la hemos plasmado en Burnout, que es la cara B de su personaje bohemio alegre y despreocupado del dinero en El arte de frío. Ahora mostramos su lado más oscuro. Es la evolución del personaje.

Ahora repasemos la trayectoria de Ander.

FELIPE ALMENDROS. Lo que más admiro de Ander es su talento musical. Tiene un gusto por la música abrumador y una intuición increíble, que también se traslada a su manera de componer narrativamente y de montar películas. Su capacidad de trabajo es impresionante y convierte todo en algo divertido. Nos retroalimentamos porque ambos estamos siempre buscando hacer cosas nuevas. Además, tiene un gran reconocimiento como cineasta. Yo le doy todo el crédito que merece como artista y como amigo.

ANDER DUQUE. Relaciones así son díficiles de encontrar. Hacer una película a dos manos es complicado, pero la clave es la admiración mutua. En nuestros proyectos hay un armazón básico que vamos armando sobre la marcha. No hay un gran equipo detrás, somos solo Felipe y yo, así que cada día definimos el camino según lo que va ocurriendo. Dejamos espacio al azar y, si algo inesperado nos parece interesante, lo incorporamos.

Felipe Almendros pintando
Felipe Almendros, personaje principal de la película Burnout

Como espectadores, nos preguntamos qué parte de la historia es real y cuál es ficcionada.

FELIPE ALMENDROS. Dejamos esa pregunta abierta al espectador porque nos gusta ese juego. Existe cierta magia en no saber qué es real y qué no lo es.

ANDER DUQUE. Eso genera debate, y es parte de la gracia.

FELIPE ALMENDROS. Lo mejor de nuestra manera de rodar es la sorpresa. Muchas veces surgen situaciones que ni siquiera podrías escribir porque aparecen de forma espontánea. Es como si la película nos empujara a rincones inesperados. Ese equilibrio entre documental y ficción nos permite jugar con la narrativa sin perder realismo. Es muy bonito y divertido dar pinceladas de ficción a un formato documental.

¿Cómo lográis mantener ese equilibrio entre improvisación y narrativa estructurada?

ANDER DUQUE. Es un proceso difícil. Puedo darle una indicación a Felipe, pero él tiene que interiorizarla y mantener el tono. Para mí, es un actorazo. Puede sostener un plano de cuatro minutos sin perder la atención del espectador. Hay actores de método que no lo logran. Esta película es una cuestión de atmósfera, y eso solo se consigue con un equipo reducido.

FELIPE ALMENDROS. Me siento cómodo actuando porque trabajo con Ander, que es como un hermano para mí. Rodar con él es como ensayar con la banda: es trabajo, pero también diversión. Además, vengo del mundo de la novela gráfica, donde me he dibujado a mí mismo y he hablado sin pudor de mis miserias. Llevo a mi personaje muy interiorizado, así que trasladarlo al cine es natural para mí. Sigo la estela de trasladar las viñetas de mi personaje de cómic a los planos.

ANDER DUQUE. Lo que diferencia a Felipe es su falta de pudor. En el mundo artístico, muchos esconden su verdadera identidad detrás de una apariencia. Felipe no. Es impúdico, y eso lo revaloriza como artista.

FELIPE ALMENDROS. Cuando empezamos a pensar en Burnout, queríamos seguir la estela de El arte de frío. Queríamos que siguiera siendo un pintor de Barcelona. No encontrábamos el contexto narrativo adecuado hasta que mi situación personal cambió: tuve un mal año económico y tuve que buscar trabajo. Ahí lo vimos claro.

Felipe Almendros, personaje principal de la película Burnout
Imagen de la película Burnout

¿Cómo influyó esa experiencia en la construcción del personaje?

ANDER DUQUE. Ese era el personaje. En un principio, habíamos pensado en mostrar a un artista consagrado, pero como el cliché del tío que ha triunfado, que va con una bata de satén en un palacete con vistas a la Costa Brava pero ya desencantado de la vida. Al final, nos dimos cuenta de que la historia que queríamos contar estaba en la realidad de Felipe en ese momento.

FELIPE ALMENDROS. Siempre usamos situaciones que me pasan a mí y las seguimos para construir una narrativa. Luego decidimos si añadimos ficción.

ANDER DUQUE. Lo importante es que lo hacemos porque nos divierte. No hay dinero, es una película autoproducida. La hacemos por amor al cine y por la conexión que tenemos.

FELIPE ALMENDROS. Y porque necesitamos estar siempre creando algo. Como con la música, siempre estamos metidos en proyectos.

ANDER DUQUE. Lo más divertido es jugar con la línea entre documental y ficción. Nos encanta ver las reacciones del público en la sala, ver cómo intentan descifrar qué es real y qué está guionizado. ¿Qué parte de Felipe es realmente Felipe o se trata de Felipe guionizado?

¿Cómo decidisteis abordar la precarización del artista en el documental?

ANDER DUQUE. Era el eje central. La vida precaria es algo con lo que muchos se identifican. Ayer, en el pase de prensa, muchos cineastas y artistas decían: «Todos somos Felipe». Tristemente, es la realidad.

Almendros: En cualquier disciplina artística, pasas años formándote y luego, cuando intentas insertarte en el mundo laboral, te encuentras en un limbo: o estás sobrecualificado o no tienes experiencia para los trabajos más básicos.

La precariedad es común en el mundo artístico. Muchos no alcanzan ni el salario mínimo y algunos viven en la pobreza. Sin embargo, a veces parece que se romantiza esta situación. ¿Cómo lo afrontasteis?

FELIPE ALMENDROS. Teníamos que ser honestos. Aunque tenga cierto bagaje a nivel artístico, no tuve reparos en mostrar mi situación porque era necesario y aportaba valor al proyecto. Se trataba de afrontar la realidad y exponerla sin filtros.

Me parece todo un acto de valentía.

ANDER DUQUE. Lo debatimos mucho, incluso hasta el último momento, porque era un tema delicado y podía afectar la reputación de Felipe. Reflexionamos sobre las posibles consecuencias, pero finalmente decidimos seguir adelante.

Creo que el público conecta porque se ve reflejado en Felipe.

FELIPE ALMENDROS. Al principio lo medité, pero no era la primera vez que exponía mi vida. En mis novelas gráficas ya cuento sin pudor mis miserias, aunque ahí hay comedia. En este documental no hay autoparodia, si no una exposición directa de mi realidad como artista. Fue más arriesgado, pero decidí poner mi nombre y asumirlo.

ANDER DUQUE. Al final, paradójicamente, algo que en principio parece negativo ha terminado generando algo positivo. Ha quedado un documental muy chulo que además ha despertado interés en la obra de Felipe.

Además del tema de la precariedad, la película aborda otros asuntos de forma más sutil, como la salud y los derechos laborales. ¿Cómo trabajasteis estos aspectos?

ANDER. El protagonista ni siquiera puede ir al médico. Se está quemando por dentro, literalmente. En toda la película, esa tos representa su deterioro.

FELIPE ALMENDROS. Nos gustaba jugar con esas metáforas: el fuego, la dificultad para respirar, la quemazón interna que sufre por dentro. Si trabajas para una ETT, es probable que no te paguen el día de baja. Tienes que aprovechar cualquier resquicio para ir al médico.

Felipe Almendros, personaje principal de la película Burnout
Felipe Almendros, personaje principal de la película Burnout

También es interesante cómo la película logra visibilizar la falta de sensibilidad hacia los trabajadores. Conozco gente muy comprometida políticamente que a veces se enfurece con un repartidor de Amazon porque su paquete llega tarde.

FELIPE ALMENDROS. Y peor aún: si entregas un pedido mal o fuera de hora, te pueden poner una queja a través de la aplicación de la empresa. Esa queja llega a la subcontrata y, si se acumulan varias, pueden despedirte. Es un sistema despiadado.

ANDER DUQUE. Además, el sistema está diseñado para que la comunicación sea imposible. Felipe intenta hablar con alguien, pero nunca hay cobertura, no le abren las puertas. Nada fluye en su vida. Y, al mismo tiempo, ha abandonado su faceta artística. Está desubicado, solo, perdido.

También se aborda el resentimiento del artista que no logra consolidarse.

FELIPE ALMENDROS. Sí, queríamos retratar el resentimiento del artista que no logra consolidarse respecto a los que sí lo consiguen. La escena de la feria de arte lo refleja bien: mi personaje critica las obras de los demás. No es envidia, pero hay resentimiento. En cualquier disciplina artística, pasas años formándote y luego, cuando intentas insertarte en el mundo laboral, te encuentras en un limbo: o estás sobrecualificado o no tienes experiencia para los trabajos más básicos.

ANDER DUQUE. Hemos conocido a muchas personas así. Critican el trabajo de los demás porque ellos no pueden estar ahí. Ese recelo es habitual.

Al final, el personaje de Felipe queda atrapado en un limbo.

ANDER DUQUE. Exacto, cruza una frontera que a nivel de salud mental te destroza. Está quemado, está burnout.

Algo que impacta es cómo se refleja el agotamiento diario. Solo viendo a Felipe, ya te agotas. Además, no se habla de arte hasta la mitad de la película.

ANDER DUQUE. En el montaje, eso era clave. La película empieza con él quemando un cuadro. Queremos que el espectador se pregunte: «¿Por qué lo hace?». Pero no damos la respuesta hasta la mitad del segundo acto. Queríamos que sintierais su agotamiento. De hecho, en una grabación, Felipe se quedó dormido.

Ese momento en el que llegas de trabajar y te quedas muerto sin saber qué hacer.

FELIPE ALMENDROS. Exacto. Piensas: «Cuando llegue a casa haré esto», pero es imposible. Solo miras el techo.

Y te quedas media hora así, colgado, pensando: «Podría estar viendo una película, leyendo un libro…».

FELIPE ALMENDROS. Luego, aparte, desarrollas un sentimiento de culpa, ¿no? Posiblemente. Y eso en la peli lo hicimos. Hay una escena en la que llego a casa, me quedo frito porque estaba reventado, y ahí estoy con mi cigarro. Los rodajes eran así, a nivel logístico teníamos que estar todo el rato en contacto: «¿Dónde estás? ¿A qué hora? ¿Te recojo aquí? ¿A qué hora llegas?».

ANDER DUQUE. Y esa sensación, además, es real porque se transmite. ¿Por qué? Porque al día siguiente tienes que hacer lo mismo. Y te quedan dos horas para despertar.

FELIPE ALMENDROS. La parte más artística o de identificar al personaje como pintor sucede tarde en la película: es como una jornada laboral que nunca acaba. Luego ya empiezas, si quieres o puedes, a dar una pincelada. Y eso, en cuanto al montaje, nos gustó mucho.

Felipe Almendros, personaje principal de la película Burnout
Imagen de la película Burnout

También hay una crítica a la cultura del esfuerzo.

FELIPE ALMENDROS. En la película hablamos de que hay variables ajenas al artista de las cuales no es responsable: los contactos, el azar, la tendencia artística, el dinero, la herencia… Hay un sentimiento real de que quien nace pobre, muere pobre. El entorno, la familia, el barrio, marcan tu destino.

FELIPE ALMENDROS. No queríamos hacer una película con la moraleja de «con esfuerzo lo lograréis», porque igual el esfuerzo o el talento no son suficientes. Es más, lamentablemente, no lo son. Hay casos excepcionales, pero son muy raros. No queríamos hacer una moraleja reconfortante sobre el esfuerzo ni romantizar la figura del artista bohemio que sufre: «Ay, qué bonito». No, es una mierda. Sufres, no llegas y es jodido.

Es interesante cómo el personaje acaba encontrando cierto alivio en la mirada de un perro.

ANDER DUQUE. Sí, estábamos en un bar con la cámara y había un perro. La figura del perro es importantísima. Es el único ser vivo con el que el personaje siente complicidad. Es el único al que puede mirar con cierta autocomplacencia. A veces estás tan agobiado que piensas: «Ojalá fuera un perro».

FELIPE ALMENDROS. ¡El perro lo hizo increíble, el cabrón! Mejor que yo. ¡Nominado!

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