Entrevista con AVER y Judit K: "La industria musical es implacable"

Entrevista con AVER y Judit K: «La industria musical es implacable, con ritmos inhumanos y dinámicas de poder tóxicas»

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De izquierda a derecha: Alicia Nurho, Judit K y Carlos Bravo.
Cada vez más personas toman conciencia de cómo la cultura de la productividad y las lógicas capitalistas imponen ritmos asfixiantes y refuerzan dinámicas de poder desiguales. En el ámbito creativo, algunos proyectos eligen la autogestión y la construcción de espacios de cuidado en lugar de someterse a estas reglas. AVER, dúo de electrónica experimental, y la artista Judit K., son ejemplo de esto. Antes del concierto en Madrid de AVER junto a Lys Morke, hablamos con ellas sobre su proceso creativo y la necesidad de construir otras formas de hacer música.

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En estos tiempos tan convulsos, donde las lógicas capitalistas impulsan productos culturales homogéneos, emergen proyectos tan especiales como AVER, un dúo de electrónica experimental que fusiona dark pop, música barroca, avant-garde y visuales en directo. Alicia, con formación clásica, y Carlos (Verbose), físico y visualista, combinan arte y ciencia en su espectáculo Sacro-Mundane / το ιερό – εγκόσμιο, una exploración de lo humano y lo mortal. Puedes escucharlos en Bandcamp y en Spotify.

Por su parte, la multiinstrumentista Judit K., trabaja bajo el enfoque DIY (Do It Yourself) y combina su actividad musical con el activismo transfeminista. Su proyecto Safo.exe traslada a la poeta de Lesbos a una distopía cyberpunk. Puedes descubrir su proyecto en Spotify y en YouTube.

Antes del concierto de AVER en Madrid junto a Lys Morke, hablamos con Alicia Nurho, Carlos Bravo y Judit K sobre la escena underground y la construcción de espacios seguros.

La creación desde la disidencia: construyendo espacios seguros

Nos gustaría conocer más sobre vuestras trayectorias. ¿Cuáles han sido vuestros caminos hasta llegar aquí?

JUDIT K. Llevo muchos años participando en distintas iniciativas musicales, desde tocar en bandas hasta autoproducir mis propios proyectos. Un punto de inflexión en mi carrera fue mi transición de género hace unos cinco años. Para mí, hacer música siempre ha sido una forma de encontrar y usar una voz propia, pues hasta ese momento no sentía que realmente fuera mía. Durante muchos años hice música como vía de escape, evitándome a mí misma. Con mi transición se convirtió en una expresión honesta de lo que soy. Mi música aborda un crisol de emociones que me fueron negadas hasta la transición: hablo sobre la incomodidad, la autodefensa, la amargura, el dolor, pero también sobre la belleza, la ternura y los cuidados.

CARLOS. Ali y yo siempre habíamos querido hacer algo juntos. Venimos de mundos musicales distintos—Alicia del conservatorio y yo del mundo de la electrónica y el diseño sonoro—aunque compartimos influencias como el metal. Queríamos mezclar todo eso, integrar nuestra visión particular y probar cosas nuevas, así que AVER nace de esa experimentación.

ALICIA. Nuestro proyecto fusiona electrónica experimental, pop oscuro, influencias clásicas y metal, mezclado con barroco y renacimiento para crear una amalgama de estilos y sensaciones. Es una combinación entre lo visual y lo auditivo, a través de una historia profundamente humanista. Buscamos voces que resuenen con la nuestra, que interpelen a la audiencia desde una perspectiva muy personal. Partimos de una base de investigación muy amplia, traduciendo historias y emociones al sonido. Es un cuadro sonoro creado a partir de la investigación y la experimentación.

JUDIT K. En ambos proyectos coincidimos en que tenemos la voluntad de hacer algo inmersivo, de proponer viajes sonoros. Mi propuesta es como el tren de la bruja: cuando te despistas, te doy un escobazo. En AVER también hay algo de eso.

Fotografía de Ali Doncel.
AVER, fotografía de Ali Doncel.

¿Cómo describiríais vuestro directo?

JUDIT K. Queremos que sea una experiencia inmersiva, que la gente entre en nuestra burbuja y se sienta segura. Que puedan pasar por muchas emociones distintas: incomodidad, ternura, intensidad… Es un viaje.

ALICIA. Frente al fast food content, nosotras proponemos una burbuja sonora y visual donde el público pueda adentrarse. Un espacio lleno de música, filosofía y visuales para que el espectador entre y se deje llevar.

JUDIT K. Cuando salgas de esa burbuja, el mundo seguirá siendo una atrocidad, pero ese instante habrá merecido la pena.

¿Cómo se originó la colaboración entre vosotres?

CARLOS. Un promotor propuso a Alicia abrir un concierto de Lys Morke, la banda en la que toca los sintetizadores Judit. Ahí decidimos aprovechar la oportunidad para dar forma a nuestro proyecto y montamos todo en tres meses y medio. Tocamos con Judit por primera vez en Madrid en 2023 y fue como si nos conociéramos de toda la vida.

ALICIA. Fue como sentir que no estábamos solos, que había personas que comparte nuestros valores, nuestra forma de crear y de contar historias sonoras. Sentí que podríamos ser un apoyo mutuo dentro de una industria musical tan voraz y violenta.

JUDIT K. Cuando les vi en directo, pensé: «¡Qué barbaridad! ¿Cómo es posible que no estén tocando en todas partes?» Su proyecto me pareció increíble. Me sentí a gusto y supe que quería construir algo con elles, aunque estemos en ciudades distintas.

JUDIT K: La industria musical es implacable, con ritmos inhumanos y dinámicas de poder tóxicas. Quien tiene menos privilegios recibe menos atención y, partiendo desde abajo, solo hay dos caminos: seguir al pie de la letra las reglas del juego para destacar en la industria u organizarte con otros proyectos independientes. De ahí es donde salen propuestas como la nuestra. Nos da mucha pereza ajustarnos a las normas establecidas. Todo va muy rápido y, con frecuencia, lo que se impulsa no es lo más innovador, sino lo más fácil de vender. Hay un desequilibrio de poder brutal.

Safo.exe de Judit K
Judit K, fotografía de María Picassó Piquer.
¿Por qué creéis que hay tantas propuestas potentes en el underground que no llegan a un público más amplio?

JUDIT K. La industria musical es implacable, con ritmos inhumanos y dinámicas de poder tóxicas. Quien tiene menos privilegios recibe menos atención y, partiendo desde abajo, solo hay dos caminos: seguir al pie de la letra las reglas del juego para destacar en la industria u organizarte con otros proyectos independientes. De ahí es donde salen propuestas como la nuestra. Nos da mucha pereza ajustarnos a las normas establecidas. Todo va muy rápido y, con frecuencia, lo que se impulsa no es lo más innovador, sino lo más fácil de vender. Hay un desequilibrio de poder brutal. Desde nuestra posición, buscamos que la industria nos vea, pero también exploramos otras rutas. Nosotras preferimos construir desde el underground, con redes de apoyo mutuo, en lugar de adaptarnos a la norma.

ALICIA. El underground también es parte de la industria, pero con otras reglas. Siempre existe cierto grado de colaboración con esos sistemas, Sin embargo, las estructuras de poder y la manera en la que funcionan los medios y las plataformas hacen que muchas propuestas no lleguen tan lejos como deberían. El underground es una forma de vivir, es inherente a la forma de ser de algunos proyectos: miles de creadores siguen construyendo fuera de las élites culturales.

Carlos Bravo: Muchas veces el artista acaba alimentando el sistema de las plataformas de streaming, que perjudica enormemente a los músicos. Queremos escapar lo máximo posible de esos modelos. El consumo de música hoy en día está muy centrado en plataformas que no benefician a los artistas.

Carlos verbose
Fotografía de Ali Doncel.

¿Y cómo veis el underground, qué representa para vosotres?

ALICIA. Para mí es algo inherente a todo ser humano. La gente crea por naturaleza. Aunque no todos estén dentro de la norma, la creación siempre va a estar. Eso va formando un tejido creativo. Es algo que existe siempre, aunque no se vea de forma inmediata. El underground es algo que no se puede extinguir, porque el ser humano, por su propia naturaleza, siempre va a crear, en cualquier contexto.

JUDIT K. Una parte importante es subvertir estas lógicas capitalistas y voraces de la industria musical, que a veces pone el foco donde no debería. Crear espacios seguros de cuidado es fundamental. Pero también nos une la voluntad de experimentación y de llevar al espectador a un viaje donde exploramos emociones complejas a través de formas novedosas. Lo clave es construir desde el apoyo mutuo y desde un espacio seguro, donde podamos experimentar sin estar sujetos a lo que la industria nos impone.

ALICIA. Exacto, cuando te subes a un escenario quieres sentirte arropado.

¿Cómo os movéis por la industria sin perder vuestra esencia?

CARLOS. Nuestro proyecto AVER nació pensado para el directo, no tanto para grabaciones. La experiencia de vivirlo en directo es mucho más potente. Muchas veces el artista acaba alimentando el sistema de las plataformas de streaming, que perjudica enormemente a los músicos. Queremos escapar lo máximo posible de esos modelos. El consumo de música hoy en día está muy centrado en plataformas que no benefician a los artistas.

ALICIA. Nuestros conciertos son experiencias inmersivas y experimentales, siempre diferentes en cada show. Somos nuestro propio micromundo, autogestionado y en constante evolución. Somos artistas experimentales. No nos dan las cosas hechas; en el mundo de la música, lo normal es tener un productor, un manager y un sello. Aquí todo lo producimos nosotres, gracias a nuestros conocimientos y nuestras ganas de experimentar. Queremos un futuro, y por eso, la suma de nuestras trayectorias nos abre nuevos caminos.

¿Qué es lo que ofrecéis al público que lo hace diferente?

ALICIA. Un viaje, con preguntas y respuestas.

CARLOS. Ofrecemos formas de concebir un directo audiovisual que se alejan de la norma, experiencias que no vas a encontrar en el mainstream. Son tipos de conciertos bastante raros de encontrar hoy en día, a menos que realices una búsqueda muy activa.

ALICIA. Sí, hacemos canciones de más de tres minutos (se ríe) En lo raro, también hay belleza. También en la incomodidad. Además, en nuestro proyecto la parte audiovisual no es solo un complemento, sino una entidad más en el show. La parte tecnológica cobra vida y se convierte en un integrante más en escena. Introducimos la personificación de las posibilidades tecnológicas dentro de la música, creando un ente vivo.

CARLOS. Sí, bueno, la parte visual es activada en tiempo real, no es un video que se lanza. Son sistemas generativos que están vivos, responden a diferentes inputs de sonido y también hay parámetros que cambian. No siempre es igual. Y eso está concebido así por este enfoque de ver cómo es, como que es un miembro más del espectáculo con ese peso.

Alicia Nuhro: Al final, lo que haces es contar una verdad. Y para hacerlo, lo mejor es quitarte la máscara, mirar a la gente a los ojos y decirles las cosas tal como las sientes «esto soy yo, esto es lo que tengo».

Alicia Nurho
Alicia retratada por Ali Doncel.

Antes mencionasteis algunas de las temáticas que tratáis, ¿podemos profundizar un poco más en ellas?

JUDIT K. En Safo.exe, básicamente tomé los fragmentos traducidos al catalán de Safo y los llevé a un terreno post-apocalíptico y distópico, que es algo que me resulta muy familiar. De alguna manera, ese espacio extraño se convierte en un lugar seguro para mí. Me encanta contar historias desde ahí, jugando con la idea de qué pasaría si los fragmentos de Safo fueran procesados por una inteligencia artificial torpe que intenta comprender algo que no entiende. Es un juego con esos fragmentos, llevándolos a terrenos fragmentarios, imprecisos y caóticos, que es donde me siento más cómoda. Pero lo que busco principalmente es ser fiel al contenido de Safo, que tiene muchas referencias para la comunidad queer, pero también es un crisol de emociones muy diversas. La fragmentariedad de esos textos permite crear escenas muy raras, y eso me divierte mucho.

ALICIA. Nosotros con AVER también buscamos disfrutar, de hecho, nos impulsa, esa necesidad de contar nuestra verdad. En nuestro caso, el concepto es más amplio, como un viaje del divino al humano. En la música, normalmente, tienes un rol en el escenario que te separa del público, una especie de barrera, como si el artista se pusiera en un pedestal, algo cercano a la divinidad. Nosotros tratamos de romper con esa idea durante los conciertos. Al final, lo que haces es contar una verdad. Y para hacerlo, lo mejor es quitarte la máscara, mirar a la gente a los ojos y decirles las cosas tal como las sientes «esto soy yo, esto es lo que tengo». Hablamos de experiencias muy humanas: la necesidad de parar, de reflexionar sobre dónde estás en la vida, de tomarte las cosas con calma, de dejar ir lo que ya no te corresponde, como esas cargas impuestas por generaciones anteriores.

Judit K, fotografía de María Picassó Piquer.
Judit K, fotografía de María Picassó Piquer.

¿Buscáis activamente crear vínculos y redes entre artistas?

ALICIA. Sí, sin duda. En el mundo alternativo, crear redes y tejer conexiones es la única forma de avanzar. Aunque hay momentos de creación en solitario, siempre estamos rodeados de personas que nos inspiran. Durante la pandemia, por ejemplo, sentí una gran desconexión, y sin nuevas experiencias, me resultaba más difícil inspirarme. Trabajar en red con el otro te permite salir de ese ciclo egocéntrico y descubrir proyectos increíbles con los que colaborar, no solo musicales, sino también sociales y audiovisuales. Al colaborar, nos inspiramos y apoyamos mutuamente, reforzando la necesidad de conectar con otras iniciativas alternativas.

CARLOS. Lo que valoramos mucho es que los proyectos con los que colaboramos estén dirigidos por personas que tengan una cierta calidad humana. Eso es fundamental para nosotros.

JUDIT K. Totalmente. La escena musical se crea porque la gente se agrupa en torno a intereses comunes. Es necesario tener una escena, pero las escenas no se crean solas, hay que contribuir a su creación y no solo asumir que existe.

ALICIA. Esa colaboración te aleja del narcisismo del mainstream, donde predominan fórmulas centradas en artistas construidos bajo esa lógica. Sin embargo, existen otras realidades, como la nuestra, donde apoyamos otros proyectos. Es importante remarcar que estas fórmulas narcisistas suelen estar sustentadas por grandes equipos detrás, que a menudo presionan a los artistas a seguir ciertos caminos. No es solo una cuestión de ego, sino también de contratos abusivos que limitan el control sobre la propia carrera, imponiendo estándares y obligaciones que muchas veces van en contra de la voluntad del artista.

JUDIT K. Aun así, el sistema sigue existiendo y es muy necesario luchar por reivindicar y apropiarse de los espacios mainstream.

Fotografía de Ali Doncel.

¿Qué importancia tienen los espacios seguros en la música?

JUDIT K. Para mí, no solo es en la industria musical, sino en todas las esferas de la vida. Entro a los espacios con una precaución activa, con el estado de alerta, sabiendo que los riesgos existen. No me he encontrado en situaciones extremadamente malas en conciertos, pero siempre voy con pies de plomo. La necesidad del espacio seguro viene de una experiencia transversal que sentimos muchas personas queer y muchas mujeres.

ALICIA. He vivido situaciones muy complejas en la industria, especialmente en términos de poder y abuso. He estado en situaciones donde te dicen que «si no me das un beso, no pasas por esa puerta», pero gracias al apoyo de mi familia y mis redes, he podido decir «no» cuando ha sido necesario. Eso me ha cerrado puertas, pero crear y preservar espacios seguros es esencial para crecer como artista. Ser mujer o queer en la industria te deja desprotegido, y además, como artista independiente, te enfrentas constantemente a abusos. Por eso, unirnos y construir redes de apoyo es clave. También es fundamental reclamar y ocupar espacios, incluso expulsando a quienes perpetúan dinámicas tóxicas, para dar paso a nuevas voces más auténticas y menos contaminadas por el sistema. Es un trabajo constante reclamar y proteger esos espacios para seguir creando con libertad.

¿Qué planes tenéis para el futuro?

JUDIT K. Seguir explorando y creando, pero siempre desde la autenticidad. También queremos organizar eventos donde haya espacio para más artistas underground.

ALICIA. Estamos trabajando en nueva música y buscando oportunidades para tocar en más ciudades. Queremos conectar con más gente y expandir lo que hacemos.

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