Temblor es el nuevo proyecto liderado por la talentosa cantante y trompetista Andrea Motis, quien se adentra en una nueva etapa musical más íntima y experimental. Nace para ello un espectacular trío s0noro formado por ella misma (voz y trompeta), Christoph Mallinger (violín y mandolina) y Zé Luis Nascimento (percusión).
La formación se estrenó el pasado 15 de noviembre en el Palau de la Música, dentro del ciclo del 56 Festival de Jazz de Barcelona, con una propuesta única que se vio reforzada por la inclusión de ilustres músicos invitados.
El espectáculo ofreció un recorrido sonoro que fusionó jazz, influencias folk y elementos de música de distintas culturas. Cada pieza fue una invitación a un viaje musical que combinó virtuosismo, improvisación y una comunicación casi mística entre los músicos.
Temblor, música para trascender épocas y fronteras
El concierto comenzó de forma muy lúdica con una progresión funk. Sin mediar palabra, los integrantes de Temblor fueron apareciendo uno a uno, incorporándose a tocar y formando paulatinamente el ritmo de la batería de Zé Luis hasta finalizar con la trompeta de Motis y el violín de Mallinger a todo color.
A este entremés instrumental le siguió, de inmediato, una deliciosa versión de Stay With Me (Mayonoko no Door), de Miki Matsubara, donde Motis mostró su poderío vocal cantando en japonés. El trío llevó la canción insignia del City Pop al jazz, con un colosal solo de trompeta que culminó con todo el grupo cantando en coro el estribillo. Demostrados sus talentos, Andrea tomó la palabra un instante para introducir a la banda y describir el concierto como un «viaje por el mundo».
Así, de Japón, saltamos a Brasil con Filho Do Oxum, una canción inspirada en el canto brasilero más antiguo, de raíces precolombinas. Tras ello, entraría en escena el primer invitado de la noche, el insigne bajista Michael League. Y seguiría Motis, saltando de idiomas y continentes, con Avia, una emotiva composición en catalán dedicada a su abuela de 90 años que se encontraba entre el público esa noche.
Se incorporó, entonces, la segunda invitada de la noche, la música chilena Pascuala Ilabaca. Entró cantando con Andrea, a dueto, la canción que da nombre a la banda, Temblor. Sin instrumentos y con sus voces desnudas, fueron enunciando todas aquellas cosas que las hacen temblar.
Siguieron con el plato fuerte, Tres Cajones, una pieza inspirada por un sueño que tuvo Andrea sobre la posibilidad de alcanzar la verdad. Empieza suavemente con las voces de Andrea y Pascuala como guías de un laberinto sonoro que muta con la mandolina y se apaga hasta dejar solo la batería. Con el sonido zen de sus platos y campanas, Zé Luis elabora un solo percusivo monumental de 6 minutos que nos lleva al trance definitivo hasta que la voces vuelven y culminan por todo lo alto.
El siguiente salto musical unió Chile con la India, en un sorprendente arreglo de «Es una Barca de Amores» de Violeta Parra con el estribillo cantado en hindi. Una joya originada en un viaje a Nueva Delhi, donde Ilabaca demostró su magistral manejo del acordeón y su voluntad de tender puentes entre culturas.
Siguió Motis con un guiño cinematográfico poniendo letra a «Dulce Acierto«, partitura de la banda sonora del film Eugenio (2023).
El tercer y último invitado fue el ilustre violonchelista Jacques Morelenbaun que aportó su toque maestro a la delicada interpretación de Andrea del Cant dels Ocells de Pau Casals. Luego, tomó lugar una versión menos inspirada de «Eu ti amo», perdiendo la fonación sensual del portugués al cantarse en castellano.
Tras un momento de ternura en el que Motis cantó una nana para su hijo Cel, viajamos de nuevo hasta Sudamérica para terminar con el sonido más diverso. El sexteto de músicos al completo combinó esfuerzos para evocar un sublime huayno andino con toques arábicos y percusiones africanas. Ante los vítores del público, se despidieron en alto con dos enérgicos bises.
El primer bis versionó el animadísimo tema «Move On Up» de Curtis Mayfield.
El segundo a “An die Musik” (Oda a la Música) de Franz Schubert que Andrea Motis cantó en alemán.
Un cierre clásico y genial para el Palau de la Música que resonó en toda la sala con sentidos aplausos. El público recibió con entusiasmo la delicadeza y la fuerza del repertorio, consolidando a Temblor como un proyecto con proyección y profundidad artística. Emociona el compromiso de Motis al trazar una lista de canciones donde coexistan en armonía géneros y tradiciones sonoras tan distintas. Sus conciertos terminan como una celebración musical, un homenaje continuo a la música que no entiende de fronteras y llega a todos los rincones de nuestro mundo.