El pasado 13 de noviembre, la directora y guionista catalana Laura Ferrés presentaba en el contexto del festival L’Alternativa su primer largometraje La imatge permanent. La película ha tenido una gran acogida: fue seleccionada en el Festival de Locarno en agosto y obtuvo la Espiga de Oro en la última Seminci de Valladolid. Actualmente está disponible en Filmin.Laura Ferres
La imatge permanent cuenta la historia de dos mujeres aparentemente muy distintas. Antonia abandonó su hogar en la Andalucía rural tras un embarazo no deseado en la preadolescencia, migrando a Barcelona, donde vende perfumes por las calles. Carmen, por su lado, es una directora de casting para anuncios publicitarios que busca el rostro perfecto para el siguiente spot. Gran parte de la trama transcurre en El Prat de Llobregat, municipio barcelonés donde se crió la propia directora. El filme viaja desde el pasado, de sur a norte, para abordar cuestiones como el paso del tiempo, la identidad, la clase social, la autenticidad y, por supuesto, la construcción de las imágenes.
Laura Ferrés (Barcelona, 1989) estudió Dirección Cinematográfica en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Su primer proyecto tras graduarse fue el cortometraje Los desheredados, que le brindó reconocimiento internacional tras ser galardonado en la Semaine de la Critique de Cannes. En este primer trabajo, un retrato de su padre durante el cierre de la empresa familiar, Ferrés ya anticipaba una sensibilidad especial por las historias intimistas con fuerte impronta social.
Después de la proyección en L’Alternativa y del coloquio en sala con la directora, tuvimos la oportunidad de charlar con ella, sobre La imatge permanent y su filosofía al hacer cine.
A pesar de estar interesada en temáticas sociales, como el trabajo o la diferencia de clases, y de elegir actrices no profesionales, decides abordarla desde una historia ficticia y no desde el tono documental. ¿Cómo ha sido el proceso de escribir una ficción que bebe tanto de la realidad, y compartir la escritura con Carlos Vermut y Ulises Porra?
La imatge permanent es un proyecto que ocupa cinco años de mi vida. Escribí de manera individual gran parte de ese tiempo, pero eventualmente sentí la necesidad de compartir ese proceso con alguien más. Fue entonces conocí a Ulises Porra. Trabajamos en varias versiones, juntos y en solitario. Por razones personales, tuvimos que abandonar el proyecto, y me encontré nuevamente trabajando sola, haciendo varios cambios significativos. El riesgo de estar tanto tiempo con un mismo proyecto es que quizá, cuando tienes la oportunidad de rodarlo finalmente, ya no te interesa tanto porque eres una persona diferente a cuando lo pusiste en marcha. Siempre estuve actualizando el proyecto, hasta el punto en que cada versión resultaba en una historia muy distinta.
Cuando estaba a punto de rodar, la estructura aún no encajaba como esperaba. Fue entonces cuando conocí a Carlos Vermut, quién muy amablemente se ofreció a ayudarme. Me dijo que no debía filmar algo que no quería filmar, y tenía toda la razón, pero a veces cuesta llegar a esas conclusiones. Tenía dos tramas que no se conectaban, y una de ellas ni siquiera me gustaba, así que decidí eliminarla. Él [Vermut] y yo no escribimos conjuntamente, fue más bien una conversación centrada en la estructura, y a raíz de esa charla escribí la versión que filmé y que, por suerte, me gustaba.
Carlos Vermut trata también temáticas de carácter social en su cine, pero su enfoque es quizá algo más oscuro.
A mí su cine me encanta. Ya conocía sus películas, y fue una suerte que quisiera ayudarme. Ahora estoy poniendo en marcha mi siguiente proyecto, que se encuentra aún en un estado muy embrionario, pero estoy participando en la Residencia de Guiones de la Academia Catalana. Podía elegir a al tutor que supervisa el proyecto y, como nos entendimos bien, lo elegí a él.
Laura Ferrés: «Para mí estar vivo es algo absurdo. (…) Nuestra rutina diaria está regida por convenciones sociales que una película tiene el poder de desafiar y cuestionar.”
Me sorprendió mucho ayer la gran faceta cómica de La imatge permanent.
Quieres decir la gran faceta cómica que tengo yo [risas].
Ambas, porque van unidas. Es curioso, porque a veces parece que ese tono esté reñido con tratar temas dramáticos, ¿no? O contextos de los personajes que son, en realidad, muy tristes. ¿Qué papel juega el humor en tu filosofía de vida y de ver el mundo?
No es necesario hacer una película autobiográfica para que sea personal, porque esa película responde a cómo las personas que la han hecho están en el mundo, y para mí estar vivo es algo absurdo. ¿Qué hacemos aquí? ¿Cuál es el propósito de todo esto? Nuestra rutina diaria está regida por convenciones sociales que una película tiene el poder de desafiar y cuestionar. La imatge permanent es un díptico que aborda, entre otros temas, la clase social, reflexionando sobre si es posible desafiar nuestra herencia y cambiar. Creo que esto se puede vincular con el humor. Mi interés en los temas sociales se refleja en trabajos anteriores, como Los desheredados, que retrata el impacto que tuvo la crisis del 2008 en mi padre y gran parte de mi familia, que perdieron sus trabajos.
La imatge permanent habla sobre una clase social menos representada en el cine desde esa propia clase, lo cual permite hablar de asuntos serios desde una perspectiva humorística. Me gusta tratar el tema de la conciencia de clase sin ser solemne, utilizando el humor y evitando paternalismos que se suelen dar en un tipo de cine que, a pesar de sus buenas intenciones, parece decir “los pobres siempre están muy tristes”. No tiene por qué ser así, de hecho, las experiencias en torno a la depresión pueden ser muy distintas. Una persona puede reír y estar sufriendo al mismo tiempo. Creo que introducir el humor es esencial para hacer una película seria.
En el coloquio mencionaste que tu intención es crear un imaginario propio a partir de elementos no necesariamente realistas. No apuestas por ocultar el artificio del cine, sino que buscas la verdad a través de él. ¿Qué tipo de experiencia te gustaría que tuviese el espectador al relacionarse con la película?
La película toca muchos palos, por lo que creo que puede generar emociones muy diversas y eso me gusta. La película que yo he hecho es siempre la misma, pero cambia en función del espectador que la ve y de sus vivencias. Me gustaría que no se viese solo de una manera. Al final, siento que he hecho una película que me hubiera gustado ver como espectadora. Mis películas favoritas son imprevisibles. Me obligan a suprimir todo juicio, desafiando mis expectativas y llevándome a lugares inesperados.
De hecho, la idea era trabajar con elementos muy próximos: la película está rodada en El Prat de Llobregat. Aunque no conocía previamente a los actores, seleccionamos personas que podrían formar parte de mi entorno. Mi intención era trabajar con elementos muy próximos, llevándolos lo más lejos posible.
Incluso durante la escritura del guion, ¿tuviste que superar la fase inicial de la obsesión por la estructura? Para lograr hacer una película imprevisible para el espectador, ¿también tuviste que liberarte como guionista de ciertas presiones de que todo debe tener un sentido y que cada elemento debe relacionarse con el otro?
Para mí los elementos que aparecen en la película están relacionados, pero esa relación no siempre es de causa-consecuencia, que es la manera más sencilla de relacionar ideas. La verdad es que fue complicado escribir el guion. Me encontré bastante incomprensión por parte de algunas personas que no lo entendían. Y, durante un tiempo, puede que haya sido una propuesta difícil de abarcar. Pero estos comentarios, creo, provenían de personas que pensaban en términos más académicos, lo cual no considero que sea malo. Sin embargo, a mí me apetecía hacer una película no lineal, que reflejara el funcionamiento de la mente humana.
Laura Ferrés: “Vivimos en una extraña simultaneidad de los tiempos. Podríamos discutir si el presente existe, asumamos que sí. Estar en ese presente es muy difícil.”
Nuestra vida y nuestra forma de pensar son caóticas, vivimos en una extraña simultaneidad de los tiempos. Podríamos discutir si el presente mismo existe o no, asumamos que sí. Estar en ese presente es muy difícil; uno siempre está recordando el pasado pensando cómo lo podría haber hecho mejor o anticipándose a un futuro que nunca será como se lo imagina. Quería que la estructura de la película se asemejara más a eso que a una estructura de causa y efecto.
En relación con lo anterior, ¿hay alguna película que, dentro del surrealismo o la inverosimilitud, haya hecho aflorar en ti emociones particularmente fuertes?
Sí, claro, hay muchas. Por ejemplo, pienso en las películas de Aki Kaurismaki o Jacques Tati, que podrían considerarse parte de la misma familia cinematográfica. No me siento cómoda ocultando el artificio; el naturalismo a menudo se utiliza para enfatizar la autenticidad, pero al final una película es un artefacto. Por eso prefiero mostrar ese artificio ―que en realidad es una palabra que no sé si me gusta mucho utilizar porque te coloca en un lugar quizá un tanto minoritario―. Cuando se empieza a hablar de artificio, absurdo, rareza… La película se mueve en ese terreno, pero creo que precisamente hace confluir lo ensayístico con lo popular. La imatge permanent es un melodrama, y no hay género más popular que ese. En esencia, trata de abordar temas relevantes y al mismo tiempo ofrecer una historia con personajes que puedan emocionar. Laura ferres