Katia Guerreiro, la voz más aplaudida del fado contemporáneo, celebra sus 25 años de carrera. Tras recorrer las salas y festivales más emblemáticos, aterriza en Barcelona este 21 de junio, con sus fados más sentidos, para protagonizar un concierto especial durante el Festival Internacional del Fado.
Reconocida como una de las más notables representantes de la cultura musical portuguesa a nivel mundial y una de las voces más importantes de su generación, Katia ríe alegre al preguntarle por sus orígenes.
«Nunca pensé que pudiera dedicarme a cantar, por eso estudié medicina».
Katia nació en Sudáfrica en 1976, pero creció en la isla de São Miguel, en el archipiélago de las Azores, donde descubrió su vocación musical entre el folclore local y las melodías tradicionales. A los quince años ya tocaba la viola da terra (guitarra tradicional azoreña) acompañando diferentes agrupaciones locales donde, poco a poco, también comenzó a cantar.
Aunque acabó estudiando Medicina y la ejerció durante varios años, su camino cambió radicalmente cuando participó en un homenaje a Amália Rodrigues, en el Coliseu dos Recreios en Lisboa en el año 2000.
«Amália había sido la gran dama del fado del s.XX. Tras su fallecimiento, la gente esperaba una sucesora… y siento que fueron muy generosos conmigo».
Lo cierto es que aquella noche su voz conmovió a crítica y público, sellando el destino de una de las trayectorias más reconocidas del fado. Desde entonces, Katia ha llevado el alma portuguesa a escenarios de todo el mundo, desde Japón hasta Brasil, pasando por Francia, Marruecos o Corea del Sur.

Su primer álbum, Fado Maior, fue un homenaje a las raíces, con textos de Camões, Pessoa y Florbela Espanca. Ya entonces Katia apostaba por unir la emoción del fado con la riqueza de la poesía portuguesa. Le seguirían Nas mãos do Fado, donde incluyó sus primeras letras originales, y Tudo ou Nada, que marcó un punto de madurez artística al integrar colaboraciones con Bernardo Sassetti y Ney Matogrosso, y poemas de Sophia de Mello Breyner y Vinicius de Moraes.
Katia ha mantenido un diálogo constante con la literatura, eligiendo cuidadosamente cada palabra que canta. Su voz, firme y vulnerable a la vez, ha hecho suyas letras de poetas, escritores y músicos que raramente encontraban cabida en el universo fadista. Poetas como Ary dos Santos y, en especial, Antonio Lobo Antunes han sido faros absolutos en su repertorio.
Su música no busca ornamentos innecesarios, sino verdad: «cada canción es una forma de decir lo esencial» afirma. A lo largo de su carrera ha colaborado con cantantes como Dulce Pontes, Maria Bethânia o José Mário Branco, sin perder nunca su identidad como fadista de alma entera.
Sus discos no se construyen en serie: nacen tras una búsqueda cuidadosa, íntima y exigente. Con sus últimos trabajos ha ampliado las fronteras del fado con la personalísima Até ao Fim (2014) o Sempre (2018) un recorrido de blues fadístico excepcional. Asimismo, el más reciente Misturas (2022), toma el saudade y lo llena de «sonidos de fiestas, sueños y sonrisas de modernidad».
Porque, como ella misma reivindica, «el fado es mucho más que melancolía, romance y saudade». En su visión, este género encierra una riqueza expresiva aún inexplorada, con múltiples tesituras emocionales y paisajes sonoros por descubrir. «Siento que aún no he acariciado más que una pequeña parte con mi música», confiesa.
Lejos de encerrarse en la nostalgia, su arte se mueve con libertad entre lo íntimo y lo universal, explorando emociones profundas, pero también luminosas, irónicas, incluso festivas. Para Katia, el fado no es una fórmula, sino una forma lírica de la honestidad:
«El fado exige una conexión auténtica, es una emoción viva que evoluciona con quien la canta y con quien la escucha […] es un misterio que va más allá de la unión de música y palabra»
Así, imbuido en ese misterio, su canto atraviesa generaciones y fronteras y conmueve genuinamente a su público desde hace 25 años.
¿Y qué hay del futuro? Katia confirma que su entusiasmo por el fado sigue intacto, pero no descarta aventurarse también en otros géneros: «tengo ganas de explorar, de divertirme… tengo amigos que me influyen desde géneros muy distintos al fado y con los que me encantaría colaborar».
Habla con admiración de la música brasileña, que considera una fuente inagotable de riqueza y mestizaje. Prueba de ello es su reciente grabación de Capitães da Areia (2025), inspirada en el romance de Salvador de Bahía del dramaturgo Jorge Amado.
Hoy, al celebrar un cuarto de siglo sobre los escenarios, Katia Guerreiro sigue siendo la misma voz comprometida con la emoción, la palabra y la belleza. En Barcelona,—ciudad a la que guarda un cariño especial y donde ha cantado en numerosas ocasiones— volverá a ofrecer su arte con la misma autenticidad que la llevó desde las Azores al corazón del fado universal.