Entrevista con Lina Soualem, directora de 'Bye Bye Tiberias'

Lina Soualem: «‘Bye Bye Tiberias’ crea un espacio donde cuatro generaciones de mujeres palestinas pueden estar juntas»

bye bye tiberias
Charlamos con la cineasta Lina Soualem sobre su segundo largometraje documental ‘Bye Bye Tiberias’ (2023), un viaje íntimo que entreteje las historias de cuatro generaciones de mujeres de su familia palestina. La película forma parte del ciclo Docs del Mes, organizado por DocsBarcelona.

Lina Soualem, no era una recién llegada al mundo del cine documental cuando emprendió el proyecto de Bye Bye Tiberias. Su primera obra, Leur Algérie, exploraba el exilio de sus abuelos argelinos en Francia, abordando ya entonces los complejos vínculos entre lo íntimo y lo político, entre la historia familiar y los procesos de colonización y desplazamiento. Nacida y criada en París, la directora del film creció en el seno de una familia vinculada al cine, siendo hija del actor franco-argelino Azzedine Soualem y de la actriz palestina Hiam Abbas.

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Créditos: Archivo personal de Hiam Abbas

Sin embargo, su camino hacia el cine no fue directo. «No fue una evidencia», confiesa: «Yo nací en una familia con dos padres actores y no pensaba dedicarme al cine porque estudié Historia y Ciencias Políticas. Quería trabajar en algo más serio». Fue tras un máster y una temporada en Buenos Aires, donde programó películas de Medio Oriente para un festival de cine de Derechos Humanos, cuando descubrió su afinidad con el formato documental. 

«Cuando mis abuelos paternos se separaron, sentí por primera vez la necesidad real de filmar», dice. «Esa separación no era solo íntima, sino el resultado de una sucesión de rupturas que mis abuelos ya habían vivido antes. La primera ocurrió cuando dejaron atrás a su familia y su tierra, al emigrar de Argelia a Francia como sujetos colonizados. Para mí, existe un vínculo muy fuerte entre las realidades íntimas, la transmisión generacional y el contexto político.»

Sobre el exilio y la memoria fragmentada

El punto de partida del documental se remonta a 2018, cuando Soualem sintió la necesidad de visitar a su abuela enferma en su pueblo natal de Tiberíades. Durante ese viaje, descubrió un tesoro: su padre había grabado a la familia durante sus vacaciones a lo largo de los años. Con 30 horas de metraje en sus manos, la cineasta encontró la semilla de lo que se convertiría en un proyecto monumental de reconstrucción de la memoria familiar.

Lina Soualem: «Cada vez que filmaba, lo que capturaba se convertía automáticamente en un archivo»

«Yo sabía desde el principio que Bye Bye Tiberias iba a ser compuesta por imágenes de diferentes épocas», nos explica Soualem durante nuestra entrevista. «No fue una elección artística o algo que me gustaba visualmente, sino una necesidad narrativa». La película combina metraje de archivo familiar, imágenes históricas de Palestina anteriores a 1948 y grabaciones contemporáneas realizadas por la propia directora en los últimos años. El resultado es un tapiz visual que rompe con la linealidad temporal para dar sentido a una historia marcada por el desplazamiento forzado. «Cada vez que filmaba, lo que capturaba se convertía automáticamente en un archivo. Son lugares cuyo futuro es incierto; no sabemos qué quedará de ellos ni si seguiremos teniendo acceso», reflexiona Soualem.

La memoria familiar como prueba de «existencia»

El proceso de recopilación y grabación de la película fue particularmente complejo y no lineal según la directora: «Es una historia que está tan dispersa por la realidad de las separaciones que para poder contarla de manera lineal hay que recolectar muchos elementos. Yo veía la película como un puzzle grande y tenía que ir a buscar imágenes de diferentes épocas, también como una prueba de nuestra existencia, porque estamos contando una historia en un contexto en el cual todavía la historia de la Nakba y del desplazamiento forzado de 800.000 palestinos en el 1948 está negada, no está reconocida de manera oficial, la colonización no está reconocida de manera oficial. Entonces toda imagen que encontramos se convierte en una prueba de nuestra existencia y nuestra realidad histórica también», nos relata Soualem.

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Hiam Abbas y Lina Soualem en Deir-Hanna. Créditos: FridaMarzouk / BeallProductions

Junto a Nadine Naous y Gladys Joujou, coguionistas del documental, Lina Soualem logra construir una narración que resiste el peso de la fragmentación. Naous, presente en el coloquio tras el estreno en Barcelona, lo explicó con sus propias palabras: «Cuando trabajas con temas familiares, necesitas a alguien que te ayude a tomar distancia. Pero, en este caso, también era fundamental que esa persona conociera la historia palestina, la historia familiar y, al mismo tiempo, mantuviera la perspectiva necesaria para escribir sobre lo que sucede».

Durante nuestra entrevista, Soualem nos contó cómo la etapa de montaje fue clave para dar sentido a la película, plasmar con precisión las memorias compartidas por las mujeres de su familia y construir el ritmo casi contemplativo que la define. «Por ejemplo, la idea de escribir las historias de las cuatro mujeres y pedirle a mi madre que las leyera frente a la cámara no estaba prevista; no lo había pensado ni escrito antes de rodar. Lo descubrí después y grabé esa parte dos o tres años más tarde, tras haber filmado en Palestina. Porque, cada vez, nos enfrentamos al desafío de cómo contar una historia de manera lineal cuando está dispersa y fragmentada, y cuando quienes podían testimoniarla ya han desaparecido.»

Soualem: «Entendí que mi madre, a pesar de haber ‘elegido’ irse, vive un exilio que es la consecuencia de la realidad política en la que creció».

Tampoco tener su propia voz en off estaba previsto en la película, sino que se hizo imprescindible cuando se dieron cuenta de que faltaba quizás un hilo conductor a todas las historias: «La escribimos las tres últimas semanas de montaje, porque al principio yo pensaba que podía construir la película sin tener que estar presente con mi voz. Después de haber rodado todo, puesto la estructura, construido todas las secuencias, nos dimos cuenta de que faltaba el elemento que unía todo, pero yo no hubiera podido escribir mi voz antes, tenía que volver a dar a cada mujer su lugar en la película, en la historia, en la memoria de los lugares que filmé, y de manera cronológica, para yo después poder existir dentro de todo eso.»

La guionista Nadine Naous (i) y la directora Lina Soualem revisan una escena durante el rodaje de 'Bye bye Tiberias'
La guionista Nadine Naous y la directora Lina Soualem revisan una escena durante el rodaje de Bye Bye Tiberias. Fuente: eldiario.es

Este equilibrio entre proximidad y distancia fue fundamental en un proyecto donde se mezclaban lazos familiares y traumas históricos. Según Naous, el proceso para encontrar los archivos históricos «fue muy difícil y es una metáfora de lo que se está haciendo con los palestinos» en términos de borrado histórico y cultural.

Más allá del desplazamiento: un relato de renacimiento

Bye Bye Tiberias también explora las complejas dinámicas de transmisión cultural entre generaciones de mujeres palestinas, centrándose en el vínculo entre Lina Soualem y su madre, la actriz Hiam Abbas. En un momento revelador, su madre le confiesa: «Ojalá haberte transmitido todo lo que sé de esta lengua», a lo cual Lina Soualem contesta: «¡No sé leer árabe, pero lo hablo!», evidenciando las tensiones y las pérdidas inherentes a la experiencia migratoria y del exilio.

Soualem también quiso indagar en las diferencias y puntos en común entre un exilio forzado y uno aparentemente elegido. «Lo que yo siento y lo que entendí es que mi madre, a pesar de haber ‘elegido’ irse, vive un exilio que es, en realidad, la consecuencia de todos los exilios anteriores y de la realidad política en la que creció. No es una elección completamente libre, sino una decisión condicionada por el contexto”, explica la cineasta. Esa misma reflexión surgió durante la realización de su primera película, Leur Algérie, donde comprendió el fuerte vínculo entre las experiencias personales, la transmisión intergeneracional y el contexto político que las atraviesa.

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Boda en los 80s Deir-Hanna, colección de Lina Soualem

Como hija y nieta de migrantes de Argelia y Palestina, dos países marcados por la colonización, Soualem sostiene que el exilio, en estos contextos, no es una elección, sino una tragedia con una realidad propia. «Mi generación, sea la segunda o la tercera, vive toda su vida con esta pregunta que nunca podemos resolver: ¿y si hubiéramos nacido allá? ¿Y si no hubiéramos sido colonizados? ¿Y si tuviéramos todavía nuestra casa en Tiberíades o en Argelia?», reflexiona Soualem. «Vamos a vivir con eso toda la vida y probablemente vamos a seguir transmitiendo eso a otras generaciones, pero una manera de vivir en esas preguntas es transformar nuestra memoria en algo positivo».

Aunque Bye Bye Tiberias aborda el desplazamiento y la identidad fracturada, reducir el documental a estos temas sería simplificarlo. Como destaca Naous durante el coloquio: «No es solo una película sobre exilio e identidad, sino sobre amor, tomar decisiones en situaciones críticas y de la capacidad humana de renacer y avanzar».

La universalidad de lo íntimo

En un momento en que las narrativas palestinas enfrentan censura, distorsión y son instrumentalizadas, Bye Bye Tiberias está siendo bien recibida al nivel internacional, cosechando un notable éxito en Francia con más de 80.000 espectadores en salas y una nominación a los Premios César. Un hecho casi sorprendente dado el contexto actual, en un cine francés que «puede ser muy conservador y poco representativo con las mujeres, los árabes y las minorías» destaca la cineasta.

Nos confiesa también que al relatar su historia familiar, no pretende transmitir una narrativa única ni necesariamente representativa de toda la población Palestina. «Yo quería hablar en mi propio nombre de nuestra identidad palestina, sin decir que la película representa a todos los palestinos», aclara «pero nuestras memorias forman parte de miles de memorias que componen nuestra memoria colectiva».

De izquierda a derecha: Diana, ButhaynA, Hanan, Y Hiam Abbas
Diana, Buthayna, Hanan y Hiam Abbas. Creditos: Frida Marzouk, Beall-Productions

Como señaló Naous: «Cuanto más intimista y personal es la historia, más universal resulta». Es precisamente en esta paradoja donde reside la fuerza del documental: al adentrarse en lo más personal de las mujeres de su familia, el microcosmos de estas cuatro generaciones de mujeres palestinas, Soualem logra transmitir verdades universales sobre la pérdida, la pertenencia y la resistencia a través de la memoria.

«La película es el territorio imaginario que yo creé con todos esos archivos», concluye la directora, «en el cual todas las mujeres pueden existir juntas cuando en realidad no pudieron vivir juntas por el desplazamiento forzado y la separación».

En un contexto mundial donde las voces de los pueblos colonizados luchan por ser escuchadas en sus propios términos, Bye Bye Tiberias se erige como un acto de resistencia y un testimonio de que, como dice Edward Said (citado por Soualem en nuestra conversación), «ser exiliado también es una manera de poder reinventarse en el margen».

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