Un artículo de Paula Rodríguez y J.Oriol Silvestre.
De primeras se puede pensar: ¿será acaso un seguido de ponencias (charlas) aburridas y académicas sobre algo tan jocoso como son los memes? ¡No! Bien que se lleva haciendo desde del 2018 y tal vez en un principio sí que tenía este carácter algo estático, pero siempre inundando con el dinamismo del humor y el juego. A día de hoy cumple con sus premisas de “homenaje” y “celebración”, y hacen de este evento todo un show (yo me quedé flipando cuando vi tantas lucecitas, y los vídeos están to’ wapos, ¡están colgados en internet!).
Organizado por Filles d’Internet, (Lucia Calvo, Clara Duch, Maria Farràs, Alba Lafarga y Edgar Riu, trabajadoras del ámbito de la cultura y lo digital), este acontecimiento es una oda a la herencia millenial-genZ (generación de los 90’s y 2000’s). Antes de explicaros lo maravillosamente bizarro que fue el evento, hablemos un poquito de los memes.
Dentro del ámbito práctico, hay mil formas e intenciones bajo las que se presenta el meme. En un ámbito teórico, hay varias aproximaciones posibles a este concepto. El término proviene de un científico británico —ingleses, siempre liándola— que inventó un concepto en 1976 para definir una mínima pieza de información sociocultural existente. Cuando en los 90’s apareció internet y sobretodo en los 2000’s donde paulatinamente se democratizó, se fue popularizando el uso del término “meme” para definir estas expresiones del mundo de la red.
Si eres un perro viejo, te acordarás de “All your base are belong to us”, o en todo caso del hilo por hotmail (el gmail todavía no existía) de Teresa Fidalgo que tuvo un accidente y que si no lo reenviabas la liabas mazo. También puede que te acuerdes de los jump scare (sustos repentinos) que circulaban por internet. En todo caso, si has entrado aquí tal vez si que te suene Cuatro Cabrón, una página dedicada exclusivamente a los memes en 2006.
Aquí no pretendemos hacer un análisis de su historia, esto que te hemos contado es para que tengas en cuenta que los memes tienen un origen en el nicho de internet que se fue popularizando y universalizando a la vez que el mundo se iba globalizando y el acceso a internet era algo más masificado y normalizado. Pese a eso, no ha perdido su noción de folklore, puesto que siempre ha sido una expresión del saber del pueblo.
Y aquí estamos, en el presente, donde to’ Cristo se pasa stickers por whatsapp y en cada edición de la Isla de las Tentaciones, Operación triunfo o, en su defecto las elecciones estatales, rulan un sinfín de memes por Twitter. En este momento globalizado los memes son cultura, y no una cultura cualquiera; una cultura popular, un poco como los refranes modernos (que te salgan anuncios en insta de empresas multinacionales que calcan el modelo de los memes para llamar tu atención es otro tema, la perversión de la cultura y el ocio por parte del capital es una cosa que nos tenemos que comer con patatas).
Mucho texto, entonces qué pasó en el memefest?
Como ya hemos dicho anteriormente, a primera vista puede parecer que iba a tratarse de un seguido de ponencias aburridas y académicas, pero que, bajo ninguna circunstancia, fue ese el caso. El evento prácticamente adquirió la categoría de espectáculo contando con un gran soporte audiovisual, dinamismo y movimiento. El show partía de la base de un mundo apocalíptico en el que solo quedaban dos horas y media de Internet. Ambientado en un búnker decorado con artilugios y objetos de las diferentes eras de Internet, el espectáculo se dividió en cuatro partes que cubrían distintos aspectos de la world wide web: las teorías conspiranoicas, la verdad y la postverdad, la identidad en Internet, y por último, la nostalgia.
El nuevo despertar digital
El Memefest arrancó con la sección “El nuevo despertar digital” a cargo de la actriz y humorista, Judit Martín. Esta primera sección sirvió como acto de apertura en forma de monólogo por parte de la cómica sobre las teorías de la conspiración que corren por los rincones de Internet y que a lo largo del tiempo se han ido haciendo más y más conocidas.
El monólogo consistía en una especie de skit en el que se nos situaba al público en la premisa de que Internet, tal y como lo conocíamos, estaba a punto de desaparecer, y ella estaba aquí para arrojar luz en las verdades ocultas del mundo y la sociedad, para provocar que nos hagamos preguntas sobre aquello que nos rodea. Nos muestra las verdades del universo: los illuminati y los reptilianos se encuentran entre nosotros y controlan la sociedad; en el árbol genealógico de la familia real británica encontramos lazos con faraones del Antiguo Egipto y el mismísimo Drácula; la verdadera Avril Lavigne murió en 2003 y en 2013 se la sustituyó por otra persona; los pájaros no existen, son cámaras del gobierno; Finlanda no existe; las masacres no existen, los testigos que aparecen en las noticias son actores contratados; y Nelson Mandela no murió en la cárcel en los años 80, sino que murió en 2013, en libertad.
Este pistoletazo de salida en forma de monólogo contó con la participación del público en la creación de un documental sobre las verdades ocultas del universo, el cual escribió respuestas a diferentes preguntas, las cuales ayudaron a construir la hilarante conclusión a todas las incógnitas sobre las teorías de la conspiración que habían ido surgiendo a lo largo del monólogo: unos científicos del laboratorio de la universidad de Berkeley descubrieron gracias a la canción de Superesmorza que el Gato de Botero del Raval, Isabel Pantoja y las grúas de construcción eran la llave a las verdades del universo.
Historia, horóscopos y otras verdades
Seguidamente, tuvo lugar la segunda sección “Historia, horóscopos y otras verdades” a cargo de Charcastrology y PutoMikel. Una sección que giraba en torno a la verdad y la postverdad en Internet desde las diferentes perspectivas de sus anfitriones, por una parte desde el punto de vista de la cultura pop, la cinefilia y la astrología, de mano de Charcastrology, y por otro lado, desde un punto de vista más empírico, científico y histórico, por parte de PutoMikel.
En esta fracción del espectáculo, el apocalipsis causado por el derrumbe de Internet había prosperado y el público y los colaboradores estaban dentro de un búnker para protegerse del apocalipsis del mundo exterior. Allí, habían pasado más de 20 años, y tocaba aprender a distinguir qué era verdad y qué no. Para ello, con la ayuda del público, Charcastrology y PutoMikel confeccionaron “La guía del autoestopista cibernético” para llegar a una nueva filosofía colectiva de cómo es la verdad en Internet.
El cuerpo de la verdad
Una filosofía sobre lo real, lo auténtico y la postverdad que enlazaron maravillosamente con la siguiente sección “El cuerpo de la verdad”, a cargo de Mar Vallverdú y Rita Rakosnik. En esta sección, seguimos dentro del búnker y cada vez queda más poco tiempo para el colapso total de Internet. Vallverdú y Rakosnik deben competir en un concurso en el que una voz en off, con ayuda de un polígrafo, les irá haciendo preguntas y ellas deberán contestar honestamente, para ver cual de las dos es merecedora de quedarse en el búnker.
El tema principal de la sección se trató de la identidad en Internet abarcando temas desde los cánones de belleza potenciados por Internet, el deseo y la rivalidad mimética, la disforia corporal que provoca lo online, los algoritmos y los influencers de nicho, entre otros temas hasta llegar a la conclusión de que Internet nos ha provocado a todos sus usuarios una crisis de identidad, la cual resulta fragmentada y compartimentada en distintos pedacitos que son útiles para la producción de capital a causa de la aparente completa libertad que este medio otorga.
También postulan que ya no existe ninguna diferencia entre la vida online y la vida offline sino que son diversas esferas pero que existe una fluidez entre ellas. Su tesis va más allá y se centra en los efectos en la identidad desde una perspectiva femenina y feminista, según la cual y sobre la base de las teorías de John Berger y Margaret Atwood en las que se dice que la mujer siempre se está imaginando a ella misma existiendo pero a la vez viéndose a si misma siendo observada por un hombre (male gaze).
Esto, extrapolado al ámbito de Internet, como Mar Vallverdú apunta, se trataría incluso de una follower gaze: todas nos observamos a nosotras mismas pero a la vez nos observamos a nosotras mismas siendo observadas desde la perspectiva de un follower dentro de nuestra cabeza. Esto evoluciona a un afán por no ser percibidas en ningún momento, ser un punto ciego, huir de la hipervigilancia que el sistema capitalista impone sobre nuestros cuerpos. No se puede desear un mundo pre-Internet, porque no existe, pero sí se puede desear un mundo dónde los límites físicos de Internet estaban marcados y no era una nube omnipotente sin fronteras que lo abarcaba todo.
Se acaba Internet
Por último, el espectáculo acababa con la sección “Se acaba Internet” a cargo de Venga Monjas, la cual giraba en torno a la nostalgia y a qué salvarían ellos de Internet en su última media hora. Este segmento consistió en una charla entre amigos, incluido el público, que rememoraba cómo era Internet, las redes sociales y los memes en las décadas de los 90-2000 y su choque con las prácticas de la realidad actual. Con este repaso a momentos de Internet se cerró una noche de risas y reflexión sobre el bizarro mundo de Internet que todos amamos y odiamos a partes iguales, pero con el que tenemos que aprender a convivir, pero no depender por completo, ya que como indica el Memefest, puede llegar a derrumbarse y desaparecer. Dada esa ocasión, ¿qué salvaríais vosotros de Internet?