"La piel del toro": mirar la memoria histórica desde otro lado - Contracultural

«La piel del toro»: mirar la memoria histórica desde otro lado

Los actores Germán Díaz y Alejandra Powers caracterizados para el cortometraje La piel del toro
Alejandra Powers y Germán Díaz, caracterizados como Blanca y Víctor para La piel del toro.
Guzmán Muñoz y Vicente Vivas han publicado en abierto su primer cortometraje, ‘La piel del toro’, protagonizado por Juan Miguel Company. Los jóvenes directores se atreven a abordar la memoria histórica desde un punto de vista inexplorado y personal, enriquecido por su gran cultura cinematográfica.

Conocí a Guzmán y a Vicente en segundo curso de Comunicación Audiovisual, tras un primer año enrarecido por las medidas contra la propagación del Covid-19. Sus nombres me eran familiares por las clases de Teams, pero nunca habíamos hablado y, siendo sincera, no hubiera imaginado que terminaríamos llevándonos tan bien. Sin embargo, nuestra afición común por el cine (sin entrar en  demasiados detalles, pues cada uno tenemos nuestros gustos) propició el comienzo de esta gran amistad. Dos años después, me enorgullece charlar con ellos sobre su primer trabajo en codirección, La piel del toro, que han publicado en abierto en YouTube sin pasar por el alardoso mundillo de los festivales. que es la memoria histórica

Una de las varias singularidades del cortometraje es su actor protagonista, Juan Miguel Company, ilustre crítico y analista de cine, a quienes los directores conocieron en una entrevista radiofónica en 2022. En la fase de ideación, Guzmán y Vicente imaginaban que Company podría encarnar perfectamente al personaje principal de la historia. Éste aceptó la proposición de buen grado y tuvo una gran implicación en el proyecto. Por otro lado, el papel de Policía fue adjudicado al filósofo y poeta Emilio Añón, quien admitió que «siempre había querido ser actor» y encontró interesante trabajar con Company, ya que había sido un autor influyente en sus círculos de juventud.

El reparto cuenta con dos intelectuales, Company y Añón, que no provienen del mundo de la interpretación. ¿Qué ha implicado dirigir a estas dos personalidades y cómo habéis planteado el trabajo actoral?

El trabajo con ambos fue satisfactorio: Company se comprometió enseguida con la historia, pues, sin nosotros saberlo de antemano, conectaba con su experiencia personal (precisamente en las fechas en que se ambienta el flashback, Company fue detenido por “desórdenes públicos” por cierto comisario del régimen quien, ya en los ochenta, fue designado como alto cargo del “antiterrorismo” en Euskadi). Así, Company entendió muy bien el papel de Víctor y en cierto modo le salía solo; de hecho, en su gestualidad y ciertos detalles enriqueció el corto.

Juan Miguel Company interpreta a la versión madura de Víctor en La piel del toro.

Con Emilio buscábamos un tipo de actuación diferente, muy contenida y lacónica, que se acercase más a los “modelos bressonianos”. Su personaje, que solo tiene una frase, es el único con arco de transformación, que se expresa sin palabras en la última secuencia. Emilio, sin ser actor, cumplió con una actuación basada en la expresividad de las miradas y las manos.

Con posterioridad al rodaje, hicimos sendas entrevistas a ambos, que complementan el corto y se complementan entre sí. Los vídeos de estas entrevistas están disponibles para quienes quieran participar en nuestro crowdfunding.

¿Cómo es escribir un guion y dirigir a cuatro manos? Contadme sobre vuestra colaboración y cómo se complementan vuestras referencias e intereses.

El grosso del guión lo escribimos en un día, teniendo bastante trabajo previo de ideación: originalmente, teníamos un par de ideas visuales dispersas, y en un destello de inspiración se nos ocurrió una enrevesada línea argumental que las aunaba, y que contenía buena parte de nuestras inquietudes. Asimismo, tras tener la primera versión del guion, fuimos ideando la última secuencia, que arroja cierta luz sobre el desolador panorama que presenta lo anterior.

Guzmán Muñoz y Vicente Vivas, directores y guionistas de La piel del toro.

Nuestro proceso creativo en todas las fases del trabajo ha sido conjunto, dado que compartimos preocupaciones similares y nos coordinamos muy bien entre nosotros, de tal modo que nos ponemos de acuerdo y nos complementamos mutuamente con facilidad.

En los títulos de crédito hacéis un agradecimiento a multitud de cineastas y escritores, entre otros. ¿Sin qué influencias fundamentales (literarias o cinematográficas) no hubiera sido posible o, al menos, igual La piel del toro?

El hecho de plantear los créditos así va en la línea de nuestro humor, es bastante descarado: unimos por orden alfabético a las personas que han ayudado concretamente a hacer el corto, y a algunos de nuestros referentes: de entrada, la primera frase que se dice en el corto es una referencia directa al inicio de la novela La colmena, de Cela, lo cual funciona como declaración de intenciones para hablar sobre problemáticas poco tratadas de España.

Nuestra propuesta formal está influida por, entre otros, los directores que aparecen en los agradecimientos: por ejemplo, Ozu está presente en la frontalidad y el ritmo de los planos/contraplanos; el aspecto del muerto y la complicidad de los amantes remiten a La soga de Hitchcock; o el movimiento de cámara inicial y las campanadas del final se basan en Sátántangó de Béla Tarr (según Susan Sontag, película salvadora del cine moderno). Estas y otras influencias quedan integradas y reformuladas en nuestra propia propuesta.

¿Qué dificultades os ha supuesto ambientar parte del corto en una época pasada? ¿Cómo os habéis documentado para ello?

La jerga en la que hablan los personajes funciona en dos vertientes: por un lado es un lenguaje de tebeo, por así decirlo, que en cierto modo recrea, no sin ironía, la propia jerga de la época; por otro lado, esta manera de plantear los diálogos, con sus peculiares réplicas y expresiones, genera un extrañamiento que va en la línea del corto.

Tanto para esto como para la ambientación de época, más que documentarnos concretamente para ello, ha nacido de un bagaje que habíamos ido adquiriendo a lo largo del tiempo. De hecho, nos hemos tomado licencias: por ejemplo el elemento de los pistachos, dudoso snack para la época, o el look de Blanca, que oscila entre lo yé-yé y lo cabaretero.

Alejandra Powers, caracterizada como Blanca.

El cortometraje tiene una impronta política marcada. ¿Hay una intención detrás de retratar realidades incómodas del país y su memoria histórica? ¿Sentís la necesidad de darles un espacio más visible mediante vuestro trabajo?

En La piel del toro hay muchas ideas, unas más directas que otras. Pensamos que la idea fundamental del corto queda muy clara visualmente. La memoria histórica se trata en el cine español, pero a veces desde el lugar común y la convencionalidad, y eso es lo que suele tener más resonancia. Nosotros hemos intentado tratar este tema y cuestiones vinculadas desde una perspectiva diferente, a través de unos códigos coherentes para ello.

Buena parte de los temas del corto trascienden el contexto español, adentrándose en terrenos pantanosos y escasamente tratados. Pensamos, en la línea de Pasolini, que el arte tiene que hablar de estas cosas, sin concesiones…

Guzmán Muñoz y Vicente Vivas: «La memoria histórica se trata en el cine español, pero a veces desde el lugar común y la convencionalidad».

¿De qué aspectos del corto estáis más orgullosos o pensáis que están más logrados?

El corto es también arriesgado en tanto en muy poco tiempo se tratan muchos asuntos, algunos directamente y otros de manera más subterránea… Nuestra intención es que cada espectador, viéndolo y revisionándolo, pueda experimentar e interpretar las distintas capas. Lo ideal sería que el corto creciese en la mente de cada espectador, dándose un diálogo constructivo, que vaya en la línea de la potencialidad transformadora que el cine, a nuestro juicio, debe tener.

La piel del toro es un corto hecho en un contexto académico y semiprofesional, en el que lo ideal es lograr un equilibrio entre ideación y ejecución. Creemos haber logrado tal equilibrio. Hay momentos en los que las imágenes y la narrativa pueden llevar a los espectadores a un terreno de indefensión y de mucha extrañeza, lo cual supone un riesgo valioso ya que les saca de su zona de confort evitando la condescendencia.

Fotografía tomada durante el rodaje.

Guzmán Muñoz y Vicente Vivas: «Lo ideal sería que el corto creciese en la mente de cada espectador, dándose un diálogo constructivo».

Los últimos fotogramas del corto, antes de los títulos de crédito, hacen una alusión directa a la imagen en movimiento. A nivel personal, ¿qué representa para vosotros el cine, como espectadores y ahora realizadores?

El último plano del corto es una referencia directa a cierto momento de Cerrar los ojos (Víctor Erice, 2023), película que, según afirmó José Luis Guerín en Caimán, es orgullosamente extemporánea, alejada de modas y que demuestra que Erice se debe solo a sí mismo, que es un creador íntegro (lo cual también se podría decir de Ozu, Pasolini o Kaurismäki). Para nosotros, esto tiene un gran valor, y hemos intentando seguir tal planteamiento. Como espectadores, nos atraen este tipo de concepciones del cine, y al dar el “salto” a la realización las hemos tenido muy en cuenta.

Los fotogramas de ese último plano son de un corto de Segundo de Chomón, Los kiriki, acróbatas japoneses, de 1907, cine primitivo de un creador español. Anteriormente comentábamos que la secuencia final otorga algo de luz, lo cual se evoca con concreción en el último plano.

Guzmán Muñoz y Vicente Vivas: «Víctor Erice se debe solo a sí mismo, es un creador íntegro. Para nosotros, esto tiene un gran valor, y hemos intentado seguir tal planteamiento».

La piel del toro esconde una crítica valiente bajo una capa de sátira y simbolismo. ¿Siempre concebisteis la historia desde ese tono? En próximos proyectos, ¿os gustaría manteneros dentro de un imaginario similar?

Sí, a fin de cuentas tal tono es parte de nuestra idiosincrasia. Estamos contentos porque pensamos que hemos logrado que este primer trabajo contenga nuestras inquietudes… Estamos nosotros en el corto. Lo entendemos como una pieza dentro de una búsqueda creativa: estamos ya trabajando en un nuevo proyecto que continúa ese trayecto.

¿Qué podéis adelantarnos sobre vuestro próximo cortometraje? ¿En qué fase se encuentra?

Estamos trabajando en el guion y los personajes, que son bastantes, pues se tratará de una obra coral  y con muchas ramificaciones. Asimismo, estamos ideando la posible creación y uso de nuevos sonidos. Es un proyecto con el que continuamos nuestra exploración formal y temática y abrimos otros caminos… Tiene bastantes más secuencias, localizaciones y personajes que La piel del toro, por lo cual su ejecución será más compleja y necesitada de un mayor presupuesto.

Habéis optado por buscar financiación mediante el crowdfunding. ¿Qué tipo de ventajas podría tener un mecenas?

El micromecenazgo es una forma participativa de financiación, y eso va en consonancia con nuestra búsqueda de una colaboración horizontal con las personas que se interesen por nuestro trabajo. En este sentido, no hemos planteado el crowdfunding con intermediarios, sino de tú a tú con cada persona que quiera aportar. Las ventajas son fundamentalmente dos: esta correspondencia enriquecedora de puntos de vista y propuestas por el bien del cine, y las variopintas “recompensas” que ofrecemos a los mecenas.

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