The second woman, nacida de la mente creativa de las artistas independientes australianas Anna Breckon y Nat Randall, es una pieza de performance entre el teatro y el cine que desafía las convenciones y pretende explorar las dinámicas de género, poder y las relaciones interpersonales.
Esta audaz propuesta, estrenada por primera vez en Australia en 2017, se presenta como una maratón escénica de 24 horas continuas, durante las cuales una actriz interpreta la misma escena 100 veces, pero con un actor distinto cada vez.
La protagonista principal es la actriz madrileña María Hervás que asume el reto de mantener la energía y la frescura a lo largo de toda la obra. Sosteniendo y desubicando a sus partenaires masculinos, mayoritariamente actores no profesionales con libertad para romper el guion e improvisar lo que quieran.
La impresionante primera función en nuestro país sucedió en el Festival Grec de Barcelona y nosotros lo vivimos entre el público durante más de siete horas, expectantes cada vez que se abría la puerta y volvía a dar inicio la escena.
Una obra simple con variantes adictivas
La esencia de «The Second Woman» radica en su capacidad para descomponer y examinar las variaciones en la interacción humana. Al repetir la misma escena corta (7-10 min.), en la que una mujer y un hombre discuten la ruptura de su relación, se revelan sutilezas y diferencias en cada actuación. La estructura de la obra permite observar cómo cambian las dinámicas con cada nuevo participante masculino. Con una estética y puesta en escena inspirada en Opening Night (Noche de Estreno) de John Cassavetes que se centra en la gestualidad emocional.
Para su hibridación con el cine, en paralelo al escenario, está situada una pantalla dónde se emite en directo la escena grabada por dos cámaras. Gracias a esta disposición dual entre cine y teatro se captan distintas temporalidades, pero 100 repeticiones pueden saturar los sentidos.

Por desgracia, el claustrofóbico escenario en caja con la cámara bloqueando parcialmente la visión del público mella la inmersión y el tono de intimidad que requiere la escena. Aunque han hecho un trabajo loable desde el casting abierto a actores no profesionales, logrando una muestra de personas muy representativa del amplio espectro de la masculinidad de nuestra época. Así, desfilaron sobre el escenario hombres trans, personas no binarias, con diversidades funcionales, de todo tipo de colores y nacionalidades.
Con todo, pocos se atrevían a salirse del guion preestablecido y dinamitar las estructuras base de una escena con tres momentos álgidos para la improvisación: el conflicto durante la comida («¿Crees que no soy lo suficientemente buena?»), el baile y la despedida. Muchos apostaban por la comicidad cayendo del lado de lo absurdo y lo grotesco hasta lo incómodo y lo meramente aburrido o desagradable. Más interesante aquellos que apostaban por el drama, la contención o la ternura, buscando nuevos horizontes de resolución en la crisis de pareja.
Por su lado, María Hervás logra todo lo que quiere y más. Su versatilidad es manifiesta, coquetea, juega, baila, interroga y por encima de todo aplica brillantemente la técnica Meisner, mimetizar la energía de la persona que tiene enfrente para descolocarla y ganarse la empatía o las risas del público con sus ocurrencias gestuales o verbales. Es el áncora sobre la que se sostiene hasta la iteración más disparatada.

El formato prolongado y la naturaleza intensamente personal de «The Second Woman» generan un impacto emocional significativo tanto en los participantes como en el público. La experiencia se convierte en una prueba de resistencia emocional y física para la actriz, mientras que el público es testigo de un espectro amplio de emociones humanas, desde la ternura hasta la agresividad. Según la actitud que elijan emprender con la ruptura que siempre se inicia del lado femenino. Ella tiene el control en todo momento, les provoca, les invita a marchar y los despide siempre con un billete de veinte euros en mano. Toda una indagación sociológica sobre los clichés y roles que adoptamos para relacionarnos públicamente.
Tras varias horas la trama poco importa y la mirada se vuelve a las formas. Lejos ya del teatro, la escena aún se repetía en nuestras cabezas, entregando otras variantes que no se habían explorado todavía como si la obra hubiera marchado con nosotros.
The Second Woman seguirá con María Hervás al frente en dos representaciones más el 19 octubre en el Teatro Central de Sevilla y el 9 de noviembre en los Teatros del Canal en Madrid.
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