Zara Zerny te miras en el espejo y piensas: “Dios mío, acaban de pasar diez años”.

Zara Zerny: Te miras en el espejo y piensas: “Dios mío, acaban de pasar diez años”

escena echo of you
Escena de la película «Echo of you»
DocsBarcelona estrena en España «Echo of you». Charlamos con la directora Zara Zerny sobre su primer largometraje, una película profunda y conmovedora.

Zara Zerny (1985) es una cineasta danesa graduada de la escuela de cine independiente Super16 en 2016, donde dirigió tres películas que fusionan documental y ficción. Sus obras han sido reconocidas en festivales internacionales como Nordic Panorama o Slamdance FF. Su último trabajo, el largometraje Echo of You (2023), explora las experiencias de personas de ochenta, noventa años e incluso centenarias, quienes abordan temas como el amor, la soledad y el duelo con sinceridad. A través de entrevistas íntimas, Zerny presenta a daneses que han pasado más tiempo con sus parejas que sin ellas. Las voces se entrelazan con imágenes abstractas, música y expresiones artísticas que enriquecen su narrativa. Hablamos con ella antes del estreno de su película en Barcelona.

Gonzalo Hurtado: Tu película es conmovedora y toca temas delicados como la finalidad de la vida o el envejecimiento, pero lo hace desde el cuidado y la empatía. ¿Cuál fue tu motivación para comenzar esta película?

Zara Zerny:  A lo largo de mi vida, he estado en contacto con personas ancianas —aunque no les gusta que las llamen así— prefieren que hablemos mejor de personas de mayor edad. Durante muchos años trabajé en residencias para ancianos, ya que en Dinamarca existe un sindicato que ofrece atención domiciliaria a personas mayores. Yo les asistía con tareas como lavar la ropa, hacer la compra o ayudaba a ponerse los calcetines. Además, mi madre fue enfermera y trabajó en un hospicio con personas moribundas, y también fue cuidadora en un asilo de ancianos.

Zara Zernny: Espero que la gente se sienta animada y abrumada por la esperanza y la felicidad de alguna manera, espero que inspire a la gente a ser honesta.

Esta película comenzó cuando yo tenía ocho años y me mudé de Canadá a Dinamarca y conocí a mis abuelos daneses. Eran de alguna manera inseparables, un equipo con una conexión tan fuerte que nadie podía con ellos. Cuando mi abuelo murió, me volví muy cercana a mi abuela, hablábamos todo el tiempo sobre él. Creo que aquí fue donde comenzó mi interés por los recuerdos de las personas y cómo se vuelven más vívidos en personas de edades avanzadas.

También quise realizar una especie de estudio antropológico sobre qué es el amor y por qué las generaciones más jóvenes no aguantan unidas tantos años, ¿por qué tenemos tantos divorcios, hay alguna diferencia en la cultura? Y si la hay, ¿qué es? ¿Saben algo sobre el amor que ya no tenemos?  En esta historia quería hablar sobre el dolor y el amor de una manera más edificante, ya que a veces las cosas difíciles también son de alguna manera las cosas más hermosas.

Es interesante, estos matrimonios que duran para siempre, como en los matrimonios católicos, en la ceremonia dicen “hasta que la muerte nos separe”. Y sucede con bastante frecuencia. Uno de ellos muere y el otro le sigue poco después. 

Exactamente. Creo que es algo que esa generación desea, porque lo he escuchado de muchas personas. Todos quieren morir de una manera tranquila, simplemente quedándose dormidos, sin pasar por enfermedades ni momentos difíciles. Algunas de estas parejas han pasado por enfermedades y han cuidado de sus seres queridos, y cuando esa persona fallece, quizá sienten que por fin pueden “dejarse ir”. Es un proceso de liberación progresiva, algo que muchas veces anhelan. Aunque puede ser un tabú decir «Ojalá muriera ahora», en cierto sentido, lo ven como algo natural.

Si mi pareja muriera ahora y yo expresara algo similar, no sería bien recibido porque aún tengo mucha vida por delante. Pero, cuando tienes 97 años y vives en un asilo, es posible que te preguntes por qué continuar. Además, muchos de ellos tenían ideas muy interesantes sobre lo que podría esperarles en el más allá, lo cual me pareció algo hermoso, como si se tratara de un nuevo viaje lleno de emoción. ¿Qué sucederá? ¿Nos reencontraremos? Algunos lo contaban de una manera positiva y fascinante. Aunque no soy religiosa, me intrigó esa perspectiva de la otra vida, y creo que las personas que creen en algo que da sentido a su existencia tienden a ser más felices.

escena abrazo echo of you

Es interesante para mí escuchar a las personas en tu película hablar sobre el reencuentro, es como si estuvieran prácticamente justo frente al final. Y creo que la mayoría de ellos sienten esto. “Veré a quien me importa otra vez”.

Muchos de los protagonistas del documental dicen que no creen en ello, por ejemplo, hay un hombre —ya fallecido— que dice: “No creo que vaya a volver a verla. No puedo porque soy carnicero. Sabes, maté muchos, muchos animales”. Él no creía en nada, pero cuando hice que escribiera una carta a sus cónyuges fallecidos, escribió: “tengo muchas ganas de verte y contarte todas las cosas que tú, ya sabes, no estabas aquí y te perdiste”, así que creo que internamente esperaba un reencuentro aunque no lo reconociera al principio. 

Esa es una de las cosas que más recuerdo de la película, este hombre que acabas de mencionar. A veces la gente dice cosas que a veces no sienten, ya que no se sienten libres de compartirlas porque pueden ser percibidas como debilidad o fragilidad.

Sí, también depende de cómo hagas las preguntas. Tal vez le pregunté demasiado directamente y él dijo, por supuesto que no creo en nada. No obstante, si hubiera preguntado de una manera más abierta, quizás lo hubiera reconocido porque creo que estaba muy arraigado a una forma de vida en la que ella todavía estaba muy presente.

Uno de los temas principales es el amor. Cuando preguntas a los personajes cómo conocieron a sus parejas, responden como adolescentes, incluso uno de ellos habla como un hablaría un chico de 17 años: “Oh, la conocí. Tenía un cuerpo realmente bonito”. ¿Cómo interpretaste este contraste entre el enamoramiento juvenil y esos recuerdos años después?

Desde el principio quise profundizar en esta negación de sus sentimientos, que no deja de ser un prejuicio extendido en la sociedad contra las personas mayores. Quería que la película pudiese mostrar cómo una persona de 80 años todavía se siente como una persona de 17 años, como mi abuela cuando hablaba de mi abuelo. Sentía que ella volvía a desaparecer en ese recuerdo, volviendo a ser joven.

Pese a los síntomas físicos, dentro de ellos no se sientes mayores. A mí también me pasa, pues cumpliré 40 pronto y me siento tan de 29 años como antes de ser madre. En ocasiones, te sorprendes cuando te miras en el espejo, ves una foto y piensas: “Dios mío, acaban de pasar diez años”. Y creo que estos personajes tienen el mismo sentimiento. Recuerdan todo tan claramente porque fue uno de los momentos más importantes de sus vidas, y tal vez no recuerdan exactamente cómo fue, pero creen que lo recuerdan y pueden contar la misma historia. Una y otra vez.

Y lo mismo ocurre con todos los momentos de muerte en los que perdieron a su pareja, la mayoría estaban junto a ellos, y pueden contar exactamente detalles de cómo fue ese proceso de perder a la pareja. Y lo encontré muy interesante, que la muerte y el momento del amor de alguna manera tenían una relación, estaban entrelazados, y la narración era más o menos la misma.

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Zara Zerny: «Puedo preguntarle a mi amiga de 20 años sobre su vida sexual, y también puedo hacer lo mismo con mi amiga de 85 años»

Otro de los momentos que impactan es un hombre que habla sobre su nueva relación. Amó a su pareja, pero ahora tiene un novio 20 años menor y dice “que te consideren sexy cuando tienes 84 años es un regalo”.

Siento que son una inspiración. Podrías enamorarte cuando tengas 85 años. Y para ser honesto, algunos de ellos lo hacen. Creo que es un amor aún más grande que el que se tiene con 17 años porque simplemente vives el momento. En un momento podrías estar muerto y creo que eso hace que el amor sea completamente diferente.

En la película hay interludios, secuencias que dan pausas y separan la narración en el montaje, ¿Cómo los abordaste? Porque para mí estas escenas son, en cierto modo, poéticas al mostrar la conexión con cada uno de los personajes.

Fue un proceso duro y muy interesante, pero hasta el montaje, no encontramos la película. Es como un rompecabezas que si modificas se convierte en una película totalmente diferente. Así que trabajamos mucho con estos pequeños capítulos de la película, cápsulas, y luego intentamos ordenarlos. La película es un retrato coral de una generación mayor, donde las historias se entrelazan entre sí, manteniendo la perspectiva individual.

Siempre me fijé en los pequeños detalles de sus historias, donde empezaba a visualizar imágenes, como si capturara momentos de sus vidas. Para cada personaje, tenía una lista de escenas y ejercicios que quería probar. Cuando preguntaba qué veían al cubrir sus ojos, la mayoría respondía que no veían nada, que todo estaba oscuro. Pero para mi sorpresa, algunos veían colores y formas, mientras que otros comenzaban a visualizar a sus parejas. Porque, después de todo, esto también es un documental, y cada uno responde a su manera. Así, cada persona en la película tiene su pequeño interludio propio.

Tienes estas escenas que normalmente alguien no esperaría ver en una película, en un documental, con personas mayores. Estos elementos, tanto los elementos visuales, como los elementos de la música son totalmente contemporáneos y modernos.

Tenía una playlist que había hecho con música juvenil pensando cómo encajaría con las imágenes y pasó casi un año hasta encontrar a la persona adecuada para hacer la música de esta película. Buscaba un tipo de choque entre la generación mayor y la joven, sin hacer un video musical kitsch, si no una especie de equilibrio entre la música electrónica con tonos y ritmos más emotivos. El compositor Viktor Dahl, hizo un gran trabajo. La música de la película aún logra hacerme llorar, de hecho le decía a Viktor que quería un puñetazo en el estómago. Quería que el público sintiera al final un golpe en el estómago en el buen sentido: “Joder, necesito vivir. Necesito aprovechar la vida. Y necesito entender a estas personas más.”

Ha sido realmente un placer trabajar con el equipo creativo de esta película, que no conocía a excepción de la editora (Sofie Steenberger) que me conoce a la perfección. Durante la edición, Sofie y yo nos dimos cuenta de que la película no trataba sólo sobre la pérdida de seres queridos, sino sobre cómo percibimos el amor y enfrentamos la muerte. Inicialmente, terminaba con la muerte de un personaje, pero sentí que debía cerrar con una sensación de vida, así que cambiamos el final, prefiriendo tres finales antes que uno incorrecto. Al final, la película aborda tanto la vida como la muerte, mostrando cómo la felicidad y la tristeza interactúan, y me alegra haber logrado transmitir esa dualidad.

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¿Cuáles son sus referentes o inspiraciones para esta película? ¿Otras películas o materiales o libros o cualquier cosa que te haya inspirado en la realización de esta película?

Me inspiré en Euphoria para esta película por su intensidad y su capacidad para empujar los límites, y también admiro el trabajo del fotógrafo Todd Hido. Sin embargo, fue John Cassavetes quien me llevó a hacer cine. Antes pensaba en ser diseñadora de moda, pero al ver una retrospectiva de sus películas en Ámsterdam, su forma de retratar a las personas me impactó tanto que decidí dedicarme al cine, considerando sus historias como estudios antropológicos dentro de la ficción.

Otro cineasta que me inspira es Roy Andersson, cuya habilidad para contar pequeñas historias dentro de cada escena, como si fueran cortometrajes, me parece fascinante. Solía leer mucho antes de tener hijos, pero retomé la lectura mientras trabajaba en esta película, enfocándome en libros sobre el amor. Hacer una película sobre este tema es a la vez fácil y difícil, ya que nadie tiene respuestas definitivas sobre el amor, pero seguimos explorando a través de nuestras historias.

Para tus espectadores, la gente que va a ver tu película esta semana en Barcelona, ​​y la gente que verá tu película después, ¿con qué te gustaría que se fueran del cine? ¿Qué debería pensar, recordar o sentir la gente después de ver tu película?

Espero que la gente se sienta animada y abrumada por la esperanza y la felicidad de alguna manera, espero que inspire a la gente a ser honesta. La he estado mostrando durante un año. Y me gusta eso, los jóvenes obtienen una cosa y otras personas mayores obtienen otra, espero que la generación mayor se sienta vista.

Espero que sientan que alguien los vio ahora y que en realidad no son retratados como personas tristes o historias tristes, siempre se trata de lo difícil que es envejecer y lo mala que es nuestra sociedad. Y esto también es necesario, pero muy rara vez hay historias fuertes de lo que la vejez también puede hacer.

Puede inspirar y puedes hablar con ellos. Inspira a los jóvenes a verlos más e ir a hablar con sus abuelos. Realmente espero que sientan un respeto diferente. Y que en realidad todos somos iguales. Y puedo preguntarle a mi amiga de 20 años sobre su vida sexual, pero también puedo preguntarle a mi amiga de 85 años sobre la de ella y ciertamente está bien porque entiendes eso, obtienes algo a cambio si lo compartes.

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